El 7 de marzo de 1884, sólo un año después de iniciarse la construcción de la futura catedral de Santa María de la Almudena, por fín se cumplía un sueño deseado, que Madrid tuviera sede espiscopal. El papa León XIII, en la bula » «Romani Pontifices Praedecessores Nostri» crea la diócesis de Madrid-Alcalá como sufragánea de la Archidiocesis de Toledo.
Hasta entonces, la catedral provisional sería la Real Colegiata de San Isidro, edficio del siglo XVII, que formó parte del Colegio Imperial de los Jesuitas, pero el papa dispuso que cuando se terminara el templo de Santa María de la Almudena, se constituiría en él perpetuamente la Silla episcopal.
Y sus comienzos no pudieron ser mas terribles. Su primer obispo, don Narciso Martínez Izquierdo, fue asesinado apenas un año después de ser nombrado, el 20 de abril de 1886, un domingo de Ramos, a las puertas de la catedral por los disparos de un cura enajenado, Cayetano Galeote que fue condenado a muerte y más tarde su pena conmutada por ingreso de por vida en el manicomio de Leganés.

Ya en pleno siglo XX, un 25 de marzo de 1964 el papa Pablo VI eleva la sede episcopal a archidiócesis por la bula Romanorum Pontificum Semper, dejando de ser sufragánea de Toledo y pasando a depender directamente de la Santa Sede. Tres fueron los arzobispos en este periodo, destacando el cardenal Tarancón por su fundamental papel en la Transición.
Con el arzobispo Ángel Suquía Goicoechea ( 1983-1991) y por las bulas del papa Juan Pablo, en 1991 se crea la Archidiócesis metropolitana de Madrid, en la que se encuadran las diócesis sufragáneas de Alcalá de Henares y Getafe, dando inicio a la institución que conocemos actualmente.
@callejeartemadrid #santamariadelaalmudena #archidiocesisdemadrid #colegiatadesanisidro #historiademadrid
