Madrid le recuerda dando nombre a una calle del Centro entre el Paseo del Prado y la calle Cedaceros, a la trasera de Alcalá.
Estudió en el Real Seminario de Nobles de Madrid, donde aprendió italiano, y estudió leyes en Toledo y Valladolid. Cultivó todos los géneros: lírica, épica y dramas. Se dió a conocer en el entierro de Larra, 1837, al leer un hondo homenaje que le dió gran popularidad.

Pero a pesar del éxito, siempre vivió en la ruina, por su afición al gasto y al derroche. Con solo 31 años ya era miembro de la Real Academia Española. Prolífico escritor, entre sus obras poéticas, destacar: Leyendas, Margarita la Tornera, el Capitan Montoya, Cantos del Trovador, Granada y en el teatro: El Zapatero y el rey, don Juan Tenorio, que fue escrito en solo ocho días, Traidor, inconfeso y martir.
Durante su estancia en México, 1850-1855, es nombrado director del Teatro Nacional por su gran amigo, el emperador Maximiliano, ejecutado por Benito Juarez. A pesar del éxito de sus obras, no pudo cobrar los derechos de autor por la falta de escrúpulos de los editores. Vivió siempre entrampado y en la pobreza hasta que recibió una pensión del Gobierno. Fue coronado como Poeta laureado de España en 1889 . Murió a conscuencia de un tumor cerebral en 1893 .
Zorrilla estuvo dotado de fantasía desbordante, facilidad para el verso, prototipo de escritor indisciplinado. Su sinceridad y falta de halago al juego politico, le llevo a ser objeto de la caridad nacional. Malvendió sus obras, confió en editores que abusaron de su candidez. Patriota, católico, amante de la tradición, dio al romanticismo español, un sello nacional y castizo, lo hizo accesible al lector medio. Creó una imagen ideal y positiva de los españoles, pintó una España caballeresca poblada de capitanes intrépidos, moros galantes y princesas encantadas. Cada 1 de noviembre se repone tradicionalmente Don Juan Tenorio, estrenada en 1844 en el Teatro de la Cruz.
«Yo no soy ya lo que fui: y viendo cuán poco soy, dejo a los que más son hoy pasar delante de mí«
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