El antiguo Hipódromo de la Castellana de Madrid se inauguró el 31 de enero de 1878 haciéndolo coincidir con los fastos de la boda real entre el ReyAlfonso XII y doña María de las Mercedes de Orleans y Borbón.
Su situación era la de los actuales Nuevos Ministerios, cuya superficie coincide con el espacio dejado por las desaparecidas instalaciones hípicas. Disponía de dos tribunas para los espectadores más selectos, frente a las que se encontraba la explanada dedicada al público en general. La cuerda del óvalo central medía 1.400 metros y el director de las obras fue el ingeniero Francisco Boguerín.

Fue lugar de encuentro de la alta burguesía, la aristocracia y la sociedad madrileña más encopetada que deseaba darse postín. Que mejor que un día en “las carreras” para relacionarse y mostrarse en sociedad. Cuentan López Mondejar y Pilar Portero que «el Hipódromo de principios de siglo no reducía su actividad a carreras de caballos o a competiciones hípicas, aunque ese supusiera su principal uso. En ese perfecto césped rapado al uno, la alta burguesía y la aristocracia paseaban su estirado palmito y repasaban sus preocupaciones.“… “el duque de Alba, presidente de la Sociedad Madrid Polo Club organizaba allí gimkanas y partidos de polo siguiendo las costumbres de las clases pudientes británicas. Jóvenes casaderas, apuestos pretendientes y padres interesados en la confluencia de intereses mediante el matrimonio, se citaban en el hipódromo. Las tertulias, vetadas para las féminas, ampliaban su radio de acción durante el estío extendiéndose a lugares más frescos.”
“Con la Restauración, se decidió construir un gran hipódromo en la ciudad que aglutinara todas estas carreras. Situado al final del Paseo de la Castellana, fue construido en 1877 por el ingeniero Francisco Boquerín, siendo inaugurado el 31 de enero de 1878. El Hipódromo de la Castellana se convirtió en uno de los lugares favoritos de la alta sociedad madrileña, y era frecuentado por la familia real, la cual, tenía una tribuna propia en su interior.(Madrid historico).

El recinto también se utilizó, como era habitual en la época, para otro tipo de actividades más populares, además de las propiamente caballísticas. Allí se celebraron competiciones defootball y exhibiciones aéreas, éstas últimas de gran peligro para el público asistente. (El Mundo, 7/5/1999)Se cerró el Hipódromo en 1933, procediéndose a su derribo para la ampliación del Ensanche por el norte de la Castellana que se topaba con él.
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