El legado de Pablo Sorozábal Serrano, hijo del renombrado compositor Pablo Sorozábal, trasciende las fronteras del tiempo, dejando una huella imborrable en el panorama musical y cultural de España. Nacido en 1934, en una noche que celebraba el triunfo de la zarzuela de su padre, Pablo Sorozábal Serrano heredó no solo el talento musical de su progenitor, sino también su pasión por el arte y la integridad moral que lo caracterizó.
A lo largo de su vida, Sorozábal Serrano se destacó como músico, compositor, escritor, traductor y fotógrafo, demostrando una versatilidad artística sin igual. Bajo la influencia de su padre, desarrolló una profunda cultura humana y artística, nutriéndose de las enseñanzas y el ejemplo de uno de los grandes maestros de la música española.
Sin embargo, su trayectoria estuvo marcada por el desafío y la adversidad. En un contexto político difícil, Sorozábal Serrano enfrentó el ostracismo que rodeó la figura de su padre durante el régimen franquista. Con valentía y determinación, defendió el legado musical de Sorozábal padre ante las multinacionales del disco, enfrentándose a ellas con dignidad y resolución en los tribunales.
Como compositor, Sorozábal Serrano dejó una obra diversa y significativa. Desde colaboraciones con su padre en zarzuelas como «Las de Cain» y adaptaciones como «Pan y toros», hasta la composición de óperas, obras corales y himnos, su legado musical es un testimonio de su talento y creatividad sin límites.
Además de su contribución al ámbito musical, Sorozábal Serrano incursionó en la literatura y la traducción, obteniendo reconocimiento por sus libros y su labor como traductor de obras de autores como Kafka y Fontane. Su obra «La Última palabra», llevada al cine por Jaime Chavarri, es un ejemplo de su habilidad para explorar temas universales con profundidad y sensibilidad.
Entre sus logros menos conocidos se encuentra la composición del Himno de la Comunidad de Madrid, en colaboración con el poeta Agustín García Calvo. Aunque este himno es menos reconocido que otros himnos regionales, su creación fue un acto simbólico que refleja el profundo vínculo de Sorozábal Serrano con su tierra natal.
Con su fallecimiento en 2007, Pablo Sorozábal Serrano dejó un vacío en el mundo de la música y la cultura española. Sin embargo, su legado perdura en sus obras y en la memoria de aquellos que valoran su contribución al rico patrimonio artístico de España.
