La Plaza Mayor de Madrid ha sido testigo de numerosos episodios a lo largo de su historia, y entre ellos destaca su vínculo con los tranvías, una parte emblemática del transporte en la ciudad. Desde sus inicios, el tránsito de tranvías por esta emblemática plaza marcó una peculiaridad: circulaban en sentido contrario a la mayoría de los vehículos, una rareza que añadía un toque distintivo al corazón de la capital.
El 10 de junio de 1877 marca un hito importante en esta relación, con la inauguración del primer tramo de la línea de Leganés, operada por la Compañía General Española de Tranvías. Este tramo conectaba la Plaza Mayor con el Puente de Toledo, formando parte de una red de transporte público en constante crecimiento.
El trazado de las vías en la Plaza Mayor presentaba una particularidad: la circulación de los tranvías se realizaba en sentido contrario a las agujas del reloj, una disposición que difería de la norma establecida para el resto del tráfico. Esta singularidad se mantuvo incluso cuando, a partir de 1891, la Plaza Mayor se convirtió en un punto intermedio para las rutas que se extendían hasta la Puerta del Sol.
El avance tecnológico también dejó su huella en la evolución de los tranvías en la Plaza Mayor. En 1903, se introdujo la tracción eléctrica, reemplazando gradualmente la tracción animal. Este cambio supuso un paso adelante en la modernización del transporte público en Madrid y allanó el camino para una red más extensa y eficiente.
Sin embargo, con el tiempo, los desafíos de la circulación en la Plaza Mayor se hicieron evidentes. El aumento del tráfico y la complejidad de la convivencia entre tranvías, coches y peatones llevaron a varias modificaciones en el diseño y la gestión de las vías. En 1935, se realizaron ajustes en el acceso por el arco de Toledo para permitir que los tranvías circularan por la derecha junto a otros vehículos, aunque manteniendo su dirección original alrededor de la plaza.
La llegada de la Guerra Civil Española en 1936 marcó un punto de inflexión en la historia de los tranvías en la Plaza Mayor. La reducción de las líneas de tranvía y la interrupción del servicio durante el conflicto contribuyeron al declive gradual de este medio de transporte en la zona.
A partir de la década de 1940, se inició un proceso de declive progresivo de los tranvías en la Plaza Mayor y sus alrededores. La creación de nuevas líneas y la reubicación de las cabeceras marcaron el comienzo del fin de una era. Finalmente, en 1956, los tranvías desaparecieron por completo de la Plaza Mayor, dejando atrás un legado de movilidad y tradición que perdura en la memoria colectiva de Madrid.
Revivir la historia de los tranvías en la Plaza Mayor es adentrarse en un pasado lleno de cambios y transformaciones, que reflejan la evolución urbana y social de la ciudad a lo largo de los años.
