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LOS ECLIPSES ESPAÑOLES. EL ECLIPSE DEL 30 DE AGOSTO DE 1905 DESDE EL GUADARRAMA

Los tres primeros eclipses totales de sol del siglo XX son conocidos internacionalmente como los eclipses españoles : 1900, 1905 Y 1912. La razón es que nuestro país fue reconocido como unos de los mejores lugares para observarlos de toda Europa. Se anunció que vendrían los más importantes científicos europeos y para estar a la altura y dar una buena imagen de nuestro país se aprovechó para actualizar los equipos de observación. Se crearon nuevos observatorios como el de La Cartuja de Granada en 1902, el Fabra de Barcelona en 1904 y el de Roquetas (Tarragona) también en 1904.

Lugares como Plasencia, Elche, Burgos, Cistierna, Carrión de los Condes, Daroca o Navalmoral de la Mata, entre otros, se convirtieron durante unos días en centros de reunión de astrónomos españoles y de todas las nacionalidades. Se fletaron trenes especiales para ir a ver los eclipses, como en 1905 para verlo en Burgos, que duró 3 minutos y 45 segundos.

El Parque de Aerostación de Guadalajara fletó varios globos para poder ver el eclipse desde el cielo

Meses antes del eclipse de Burgos los medios publicaron páginas y páginas de información sobre el mismo. Se incluían recomendaciones de observación, señalando como la mejor forma de mirar el eclipse, con anteojos de teatro.

Las autoridades convocaron fiestas populares que incluían corridas de toros, con celebres toreros como Machaquito, concursos de tiro de pichón, de fotografía…Se colocó la primera piedra del monumento en honor al Cid que luego nunca se completaría.

La gran aportación fue el primer ascenso de varios globos para observar el eclipse desde el aire en el Parque de Aerostación de Guadalajara, donde se fletaron los globos Júpiter, Urano, Marte y Cierzo.

El eclipse tuvo testigos de lujo con la presencia del rey Alfonso XIII y la Familia Real junto a astrónomos internacionales. Pero sobre todo, fue un espectáculo popular, con numeroso publico que asistió entre asustado e ilusionado a la llegada de la noche repentina. En el momento álgido se hizo el silencio total y la reaparición del sol provocó un entusiasta aplauso y gran alivio. Y es que el eclipse seguía despertando terror atávico.

Pintorescos eclipses “españoles” que hicieron historia | Ciencia | EL PAÍS

En Madrid, se eligió como punto de observación del eclipse de 1905, el Alto del León a 1.570m sobre el nivel del mar, en el Puerto de Guadarrama. Infinitos viajeros llegaron de todas partes, organizados en numerosas caravanas con 10º de temperatura. Unos subieron al Puerto andando durante tres horas, en borriquillo, a caballo, en veloces automóviles, con un viento del Norte duro y frío, donde cada uno se abrigaba como podía.

Cuando llegaban al Puerto, se encontraban con la escultura del León, ya muy deteriorada, que mando erigir en 1749 Fernando VI sobre el promontorio que permitía ver a un mismo tiempo las vertientes Norte y Sur del Guadarrama, donde se hallaba la divisoria de las dos Castillas.

Según las crónicas, el espectáculo del eclipse fue esplendido y los grupos de comensales, animados y pintorescos alzaron sus vasos brindando por el Sol. Así nos lo cuenta Eduardo Caballero de Puga, El Eclipse de Sol de 1905 desde la cumbre de Guadarrama, Madrid 1905.

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