En una época dominada por nombres como Pío Baroja, Unamuno o Valle-Inclán, existió un grupo de escritoras idealistas como Blanca de los Ríos, la gran desconocida, con afán de escalar en una sociedad predominantemente masculina. El feminismo fue su bandera y la literatura su arma.

Hoy hablamos de la sevillana Blanca de los Ríos y Nostench (1859), sobrina de José Amador de los Ríos, quien falleció el 13 de abril de 1956. Se rodeó de un ambiente familiar de arquitectos, arqueólogos, escritores, políticos, artistas y médicos, beneficiándose de la riqueza de estímulos y posibilidades que ese contexto cultural le proporcionaba. A pesar de conocer su condición y de que no iba a ser un camino fácil, destacó convirtiéndose en una figura femenina fundamental.

Tal vez por conocer esas dificultades, ocultó su verdadero nombre en sus primeras obras, adoptando el seudónimo «Carolina del Boss», un anagrama del propio, pero pronto lo abandonó para firmar como Blanca de los Ríos. Publicó su primera novela, Margarita, con solo 18 años, y continuó con cuentos y publicaciones periódicas. Fundó la revista Raza Española, que dirigió hasta 1930, donde divulgó sus ideas feministas.

Amiga de Pardo Bazán, se la encuadra dentro de la Generación del 98 junto a Carmen Baroja, Carmen de Burgos y María de Maeztu.

Se preocupó por la mujer y las relaciones entre España e Hispanoamérica, perteneció al Ateneo de Madrid, al Lyceo Club Femenino, y a la Asamblea Nacional durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera.

Su maestro en la crítica literaria fue Menéndez Pelayo. Una de sus principales obras es Del siglo de oro (1910). Se le deben estudios sobre Tirso de Molina, Calderón de la Barca, Santa Teresa de Jesús, y descubrió la partida de bautismo de Lope de Vega en la Iglesia de San Miguel de los Octoes. Publicó una obra sobre Francisca de Larrea Böhl de Faber, la escritora y traductora gaditana.

Por su trabajo, recibió numerosas condecoraciones como la Cruz de Alfonso XII, la Medalla de Oro del Trabajo y la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio.