La moda medieval fue mucho más audaz de lo que solemos imaginar, y uno de sus ejemplos más llamativos es el hennin, un tocado femenino que simbolizó poder, riqueza y estatus social entre los siglos XIV y XV. Su altura, complejidad y extravagancia lo convirtieron en un auténtico icono de la nobleza europea.
¿Qué era el hennin?
El hennin fue un tocado medieval que recibió distintos nombres según la región: escoffion au cornes, escofión o simplemente hennin. En sus primeras formas se caracterizaba por estructuras en forma de cuernos, acolchados o acompañados de velos, que enmarcaban el rostro femenino de manera imponente.
Podían ser puntiagudos o redondeados, y su diseño no era casual: representaban riqueza, linaje y posición social. Cuanto más elaborado y costoso era el tocado, mayor era el prestigio de quien lo llevaba.
Materiales y construcción
Estos tocados eran verdaderas obras de ingeniería textil. Se construían sobre estructuras rígidas de fieltro, malla de alambre, barbas de ballena, metal o incluso papel almidonado. Sobre esta base se aplicaban telas lujosas como lana fina, terciopelo, seda bordada o brocados, y se decoraban con velos translúcidos, perlas y joyas.

Bajo esta compleja armazón se ocultaba por completo el cabello, que se llevaba trenzado y enrollado. Si algún mechón quedaba visible, se afeitaba o depilaba sin miramientos. El resultado final era una silueta estilizada, elegante y altamente sofisticada.
Variantes según la región
El diseño del tocado variaba según el país:
- En Inglaterra predominaban los cuernos redondeados.
- En Francia y los Países Bajos eran más comunes las formas puntiagudas.
- En la corte de Borgoña alcanzaron sus versiones más elaboradas y espectaculares.
La sujeción se realizaba mediante lengüetas o enganches internos, generalmente inclinados hacia atrás para dejar la frente despejada, una característica muy valorada en la estética medieval.

El hennin cónico: altura y ostentación
Una de las variantes más conocidas fue el hennin cónico, un tocado alto y estilizado que podía alcanzar hasta un metro de altura. La altura no era solo una cuestión estética: cuanto más alto era el hennin, mayor se consideraba el estatus social de la dama.
Podía tener forma de campana o ser truncado, y de su punta caía un largo velo de lino o seda que descendía elegantemente por la espalda. Este tipo de hennin surgió hacia 1380 y fue especialmente popular en Borgoña y Francia.
Mujeres que marcaron tendencia
El hennin no se popularizó por casualidad. Agnès Sorel (1422–1450), favorita del rey Carlos VII de Francia, fue una de las grandes impulsoras de esta moda. Durante su época también se llevaba el peinado conocido como “trufa”, con el cabello elevado sobre las sienes en uno o dos chignons, coronados por un balzo: un gorro de brocado o terciopelo con forma ovalada alargada y velo superior, muy similar al hennin.
Más tarde, Isabel de Baviera reforzó esta tendencia, que llegó a extenderse por gran parte de Europa durante casi cien años, una duración excepcional si se compara con otras modas históricas como el miriñaque (30 años) o el polisón (20 años).
Curiosamente, esta moda no se extendió al sur de Europa: Italia, España y Portugal permanecieron al margen de esta extravagante tendencia.
Polémica y decadencia
El hennin no estuvo exento de críticas. La Iglesia protestó abiertamente contra estos tocados, considerándolos excesivamente ostentosos y comparándolos incluso con la fisonomía del diablo. Fueron los monjes quienes encabezaron estas protestas y, según las crónicas, llegaron a solicitar permiso para increpar públicamente a las mujeres que los usaban.

Hacia finales del siglo XIV y comienzos del XV, el hennin comenzó a considerarse vulgar y exagerado, lo que provocó su progresivo abandono.
Un símbolo de poder femenino
Más allá de su extravagancia, el hennin fue una poderosa declaración visual. Elevaba la figura femenina, imponía presencia y comunicaba estatus en una sociedad donde la imagen lo era todo. Hoy, sigue fascinando como uno de los accesorios más audaces y simbólicos de la historia de la moda femenina.