Este año 2025, que celebramos el centenario dedicado al gran arquitecto Antonio Palacios, no podía faltar un recuerdo de uno de sus edificios mas notables, en ese Madrid financiero que empezaba a despuntar, ubicado en la calle Alcalá, frente al Banco de España, un ejemplo de monumentalidad e inspiración clásica. Me estoy refiriendo al Banco del Rio de la Plata, erigido en un magnífico solar donde estuvo situado el palacio de Casa-Irujo. Obra de juventud del arquitecto Palacios y junto a él, el ingeniero Otamendi

Conocido como el «Edificio Cariátides» por sus mujeres-columnas en el chaflan de entrada, se encuentra en el nº 49 de la calle Alcalá esquina con calle Barquillo, en el » barrio de los chisperos», donde estuvo, como hemos comentado el palacio del marqués de Irujo y en sus bajos el famoso Café Cervantes.

La sucursal del Banco Español del Rio de la Plata, adquirió estos terrenos para edificar su sede. Los diseñadores elegidos para construir el edificio en 1918 fueron los jóvenes, Antonio Palacios y Joaquín Otamendi. Su vida ha sido muy movida, con ampliaciones, cambios de dueño, eso si, sin alterar su imponente presencia en este Madrid de comienzos de siglo XX. Ha sido Banco Central, Central Hispano, Instituto de Credito Oficial, y desde el 2006, Instituto Cervantes.

La calle Alcalá, una de las más antiguas y la más larga de Madrid, que desemboca en la Puerta del Sol, despuntaba a comienzos del XX como centro financiero de relevancia, coincidiendo con la construcción de la Gran Vía, 1911.

Los dos jóvenes arquitectos habían iniciado una colaboración desde 1904, con éxito, nada menos que habían ganado el concurso público municipal del Palacio de Correos, Telégrafos y Comunicaciones en el 1910 y estaban también inmersos en la construcción del Hospital de Jornaleros de San Francisco de Paula. Fue el primer edificio de oficinas de Madrid, típico en ciudades americanas como Boston, Chicago o en Inglaterra.

El contratista fue Celestino Madurell, y uno de los ayudantes de Palacio fue el arquitecto Secundino Zuazo, que tendrá una presencia importante en la segunda mitad del XX. El edificio se hizo destacar cuando el 13 de abril de 1913, cuando estaban aún en obras, el rey Alfonso XIII sufrió un atentado en manos del anarquista Sancho Alegre que le disparó dos veces con su revolver, pero el monarca, a caballo, tuvo el valor de dirigir contra el magnicida la montura, desviando los tiros.

Palacios y Otamendi realizaron un edificio ecléctico, inspirado en modelos americanos con gran patio de operaciones, tres plantas dedicadas a oficinas, amplias crujías del interior realizadas con vigas metálicas que son visibles desde el interior. Lo más llamativo su entrada chaflán con las cariátides que hicieron exclamar a los madrileños: «Caramba que puerta», por su monumentalidad, fruto de un viaje a Grecia del arquitecto el año anterior.

Tras fusionarse con el Banco Central, pasa a ser su sede y en años de la II República ya puede leerse el rótulo BANCO CENTRAL, coronando el edificio. Se abrieron tres plantas para ganar metros cuadrados, se perdió la espectacularidad del gran vestíbulo central y la vista de la gran vidriera de la Casa Maumejean. Se realiza la ampliación hacia la calle Barquillo a cargo de Manuel Cabanyes, respetando el original, muy cerca estaba la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, hoy en la calle Hortaleza, donde las Escuelas Pías de San Antón.

Vuelve a fusionarse el Banco Central con el Banco Hispanoamericano, BCH, después, pasó a formar parte de los activos del Banco Santander, y finalmente fue vendido al Ayuntamiento de Madrid que en 2003, lo permutó con el Gobierno por el Palacio de Comunicaciones, actual sede del Ayuntamiento, desde el 2012.