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El Café Viena: Un Icono Cultural de Madrid que Perdura en el Tiempo

Situado en una esquina pintoresca de la calle Luisa Fernanda con Juan Álvarez Mendizabal, el Café Viena se erige como un santuario de la tertulia política y cultural que ha desafiado las décadas, adaptándose con gracia a las cambiantes circunstancias. Desde su nacimiento en 1928, este café ha sido testigo de conversaciones trascendentales entre intelectuales y artistas, manteniendo viva la llama de la creatividad y el debate.

La historia del Café Viena se entrelaza con la familia Baroja, cuya influencia permeó en los cimientos del local desde sus inicios. Matías Lacasa, tras su experiencia en la Exposición Universal de Viena en 1873, introdujo el famoso Pan de Viena en Madrid, pasando el negocio a los hermanos Baroja. Ricardo, reconocido ilustrador y pintor, y su hermano Pío, quien más tarde se convertiría en una figura destacada de la Generación del 98, dieron vida al legado cultural de este café.

La visión de Manuel Lence, quien sucedió a los Baroja y posteriormente fundó el Café Viena, fue fundamental para su éxito. Aprovechando los bajos de su propia casa, Lence abrió las puertas del café, fusionando su vida familiar con su pasión por la gastronomía. A pesar de estar un tanto alejado del centro de la ciudad, el Café Viena supo atraer a sus comensales ofreciendo un servicio de transporte gratuito desde la Puerta del Sol, una estrategia que contribuyó a su popularidad.

Con el tiempo, el café se convirtió en un punto de encuentro político, especialmente durante los tumultuosos años 30. La proximidad con la sede del PSOE en la calle Ferraz lo convirtió en un destino frecuente para los políticos de la época. Sin embargo, la Guerra Civil marcó un punto de inflexión, con el café siendo ocupado por milicianos y posteriormente devastado por la violencia del conflicto. A pesar de las adversidades, el Café Viena renació de sus cenizas, atrayendo a figuras prominentes como el cineasta Luis Buñuel y la actriz Catherine Deneuve, quienes contribuyeron a revitalizar su esencia cultural.

Hoy en día, bajo la dirección de Antonio Lence, el Café Viena sigue siendo un símbolo de la tradición madrileña. Aunque ha experimentado renovaciones en el transcurso de los años, aún conserva elementos originales que evocan su rica historia, desde percheros antiguos hasta libros de contabilidad y máquinas registradoras. Visitar el Café Viena es emprender un viaje en el tiempo, sumergiéndose en la atmósfera única que lo ha convertido en un icono de la vida cultural de Madrid.

 

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