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EL DESAPARECIDO CONVENTO DE SANTO TOMAS DE ATOCHA

En las rutas de Callejeartemadrid, nos gusta dar a conocer la historia de las calles, plazas y edificios, tanto civiles como religiosos que han llegado hasta nosotros pero también aquellos que por diversos avatares, han desaparecido. Este es el caso del Convento de Santo Tomás de Atocha.

En 1563, los frailes dominicos de Nuestra Señora de Atocha, gracias al dinero de la venta de una casa que les había sido donada, fundaron en un terreno muy alejado del núcleo urbano, un colegio de teología. En 1583, y a instancias del confesor del rey Felipe II, fray Diego de Chaves, este colegio se escinde como priorato independiente, alcanzando entidad propia como Convento dominico de Santo Tomás de Aquino.

En 1626, el valido Conde-duque de Olivares toma el nuevo convento bajo su protección e impulsa su total remodelación. Comienza en 1635 a construirse un edificio de nueva planta en el Arrabal de Santa Cruz, obra que duró 21 años.

En él se impartieron estudios públicos, un total de 8 cátedras, por lo que fue conocido como Colegio de Santo Tomas. Pero en 1652 tuvo lugar el primer incendio, se reconstruye casi por completo tanto el convento como su iglesia. Una vez terminadas las obras, la cúpula se vino abajo en 1726, muriendo 80 personas.

En 1756 nuevo incendio, esta vez sin destrozos. En 1834, en el contexto de las revueltas populares, fueron asesinados varios religiosos en el convento. En 1836 fue desamortizado y las dependencias conventuales utilizadas para diferentes organismos ministeriales y judiciales. Pero la iglesia siguió dando servicio religioso y en 1868, acogió a la vecina parroquia de Santa Cruz, cuyo primitivo templo, ubicado en la plaza del mismo nombre, habia desapareció durante «La Gloriosa».

Así estuvo hasta 1872, cuando se produjo el terrible incendio que puso en jaque su estructura. Tres años después, las autoridades deciden demolerlo. Una de las bòvedas se hunden sepultando a cuatro obreros que fueron rescatados con vida.

Sobre su solar entre 1889 y 1902 se levanto la actual Iglesia de Santa Cruz a partir de un diseño neogótico del marqués de Cubas, así como varios bloques de viviendas.

El edificio conventual tuvo varios usos; fue lugar de reunión de la Sociedad Landaburiana, se acondicionó para ser una de las primeras sedes del Ateneo, cárcel y cuartel de la Milicia Nacional. A comienzos del siglo XIX se instalo en la esquina el Café de Santa Cruz.

La iglesia del Convento de Santo Tomás fue en su momento una de las más grandes de Madrid, a destacar la suntuosa capilla de Santo Domingo en Soriano y el claustro de factura barroca. De todos ellos hablamos a continuación.

Iglesia

La iglesia era de grandes dimensiones y tenía planta de cruz latina. En el crucero se elevaba una enorme cúpula con pechinas, decoradas con pinturas al fresco. La fachada destacaba por sus tres portadas claramente barrocas, diseñadas por Jerónimo y Nicolás de Churriguera, hijos del célebre arquitecto madrileño José de Churriguera. El patio de honor, de dos pisos, realizado por José Donoso. La iglesia fue muy utilizada por nº cofradías madrileñas. Era muy conocida la capilla de Santo Domingo en Soriano.


Capilla de Santo Domingo en Soriano


Esta capilla se levantó durante el reinado de Felipe IV y fue costeada por Fernando de Fonseca Ruiz de Contreras, marqués de la Lapilla. Estaba comunicada con el exterior a través de una portada de piedra berroqueña, situada en la propia fachada principal y hecha por Juan Marroquín.

El interior estaba adornado con gran lujo. Aquí se guardaban diferentes obras de arte, entre ellas una notable pintura de Antonio Pereda, realizada entre 1653 y 1656, en el que se representa a Santo Domingo en Soriano.

Este lienzo se salvó del incendio de 1872 y pasó a manos del Marqués de Cerralbo, en aquel entonces patrono de la capilla. Actualmente se exhibe en la escalera de honor del Museo Cerralbo.

Es posible que el cuadro de Pereda sustituyera al pintado en 1629 por Juan Bautista Maíno, sobre el mismo tema, que lamentablemente ha desaparecido. Maíno, además de pintor del rey Felipe IV fue religioso en el Convento de Santo Tomás desde 1629 hasta 1649, fecha en la que muere y recibe sepultura en este complejo conventual.

Claustro
El incendio de 1872 y la posterior demolición del edificio supusieron la pérdida del que puede ser considerado como el patio barroco más bello de Madrid. Sólo nos queda el recuerdo y algunos documentos gráficos.

De toda la gran institución religiosa y cultural madrileña de Santo Tomás sólo nos queda, además del citado lienzo de Antonio de Pereda en el Museo Cerralbo, La Asunción de la Virgen, cuadro de altar de gran tamaño pintado por  Ruiz de la Iglesia, para la capilla de Nuestra Señora de las Nieves junto con una Coronación de la Virgen ahora en la parroquia del Corpus Christi de Sevilla y la escultura de Nuestra Señora del Rosario, de Luis Salvador Carmona, en el Oratorio dominico del Olivar, en la calle Cañizares, 4, esta última merece una visita por el Oratorio, el Cristo de Manuel Pereira y la citada Virgen del Rosario.

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