En el corazón de Madrid, cerca de la emblemática Puerta del Sol, perdura un legado centenario en la calle Espoz y Mina 3: la Fábrica de Guantes Luque, un comercio que ha sido testigo de la evolución de la moda y el estilo desde su fundación en 1886. Esta guantería, que en sus inicios se conocía como Federico Gely en la Puerta del Sol, ha mantenido su esencia a lo largo de los años, convirtiéndose en un referente de calidad y tradición en el mundo de los guantes.
El negocio fue adquirido por Juan Antonio Luque en 1912, quien más tarde registró la marca en 1927. Bajo su dirección, la guantería se consolidó como un destino de renombre para aquellos que buscaban los guantes más exquisitos y variados: desde modelos deportivos hasta elegantes diseños de corte inglés, pasando por piezas de Suecia y antílope.
En tiempos pasados, el sombrero y los guantes eran elementos imprescindibles en el guardarropa de cualquier persona distinguida. Desde ceremonias formales hasta actividades deportivas, cada ocasión requería su tipo específico de guante. Incluso para conducir automóviles, los guantes eran un accesorio esencial. Hasta bien entrada la década de 1970, era impensable prescindir de ellos en determinadas situaciones.
El negocio pasó a manos de Carlos y Matilde, quienes continuaron la tradición familiar con pasión y dedicación. La fama de la Fábrica de Guantes Luque alcanzó su punto álgido en la década de 1930, cuando los guantes de Luque se convirtieron en un elemento destacado en el certamen de «Miss España». Las aspirantes a reinas de belleza acudían a la tienda para elegir los guantes que lucirían en el desfile, añadiendo un toque de sofisticación a sus atuendos.
Durante la época dorada del cine en España, la Fábrica Luque también brilló con luz propia. Las estrellas internacionales que llegaban a Madrid para rodar películas encontraban en esta guantería un lugar donde adquirir accesorios de alta calidad para sus producciones. Desde entonces, el negocio ha pasado de generación en generación, conservando su esencia artesanal y su compromiso con la excelencia.
Hoy en día, Álvaro, sobrino de Matilde, continúa con el legado familiar, ofreciendo una amplia variedad de estilos, materiales y colores en guantes fabricados de manera artesanal. La tienda, que parece detenida en el tiempo desde su última reforma en 1953, sigue atrayendo a transeúntes con su encantador escaparate y su atmósfera evocadora.
Sumérgete en la historia y la tradición de la Fábrica de Guantes Luque, donde la calidad y la elegancia son sinónimo de un legado que perdura en el tiempo.

