Efemérides

Antonio Guzmán: El Brillante Legado de un Actor Madrileño

En el vibrante mundo teatral de Madrid del siglo XIX, emerge como una estrella incomparable Antonio Guzmán, nacido en la capital en 1786 y fallecido el 3 de enero de 1857, a la edad de 71 años. Conocido por su habilidad para arrancar risas y lágrimas al público a su antojo, Guzmán se erigió como uno de los actores cómicos más destacados de su tiempo.

Pedro de Répide, en sus crónicas, relata un episodio particularmente memorable en la vida de Guzmán: su capacidad para hacer reír a la reina María Josefa Amalia de Sajonia, tercera esposa de Fernando VII. Impresionado por el efecto de Guzmán en la monarca, Fernando VII le otorgó carta blanca, ofreciéndole cualquier deseo que deseara. En un gesto típicamente teatral, Guzmán solicitó la renovación de la obra por una temporada más, deseando seguir brindando alegría a su audiencia.

En el mundo del teatro, Guzmán destacó por su habilidad en la «composición de tipos», dedicando largas horas al estudio y comprensión de cada personaje que interpretaba. Su debut, el 12 de abril de 1815, con la compañía de Isidoro Maiquez, marcó el inicio de una carrera repleta de éxitos. Destacó especialmente en roles como el gracioso en «El mejor alcalde, el rey» y Mendrugo en «Perico el emperador».

Descrito por Luis Calvo como una figura de «viveza picaresca y atrevida», Guzmán rescató las maneras del gracioso del siglo XVII, cautivando a críticos y audiencias por igual. Su creatividad y habilidad para provocar la risa lo convirtieron en un ancla de salvación para el público. Obras como «La Casa de Tocamé Roque», «El héroe por fuerza» y «La pata de cabra» fueron solo algunos de los escenarios donde Guzmán brilló con luz propia.

La retirada de Guzmán del escenario fue un evento monumental, marcado por una función-homenaje en la que el actor optó por dirigir en lugar de actuar. Esta decisión no restó importancia al homenaje, que se convirtió en una expresión de gratitud por su legado teatral. Sus últimos años los dedicó a la enseñanza de Declamación en el Conservatorio de Madrid, compartiendo su vasto conocimiento con las generaciones venideras.

El legado de Antonio Guzmán perdura como un testimonio del talento y la pasión que define al teatro madrileño del siglo XIX, recordándonos el poder eterno de la actuación para cautivar corazones y despertar emociones.

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