Con motivo del día de Santa Cecilia, patrona de la música, el pasado 22 de noviembre, Callejeartemadrid os invita a recorrer el Museo del Prado y llegar hasta la sala 062 de la planta baja, en la galeria del estilo Neoclásico y detenernos ante un maravilloso y realista retrato que realizó el Primer Pintor del Rey Fernando VII, el valenciano Vicente López Portaña, para descubrir al maestro de la Real Capilla desde 1805.
Desde 1815, Vicente López se convirtió en el retratista predilecto de la corte española, tanto de influyentes personajes de la política y de la Iglesia, como de los altos funcionarios que , como él, estaban alrededor al rey. Para sus pinceles posaron varios de estos cargos, entre ellos, el del primer organista de la Real Capilla de Su Majestad Católica, el viejo Félix Máximo López, que resulta el retrato más impactante.

Representa a un músico ya envejecido pero con una imagen poderosa que transmite autoridad, sabiduría y que refleja también las diversas facetas musicales que desplegó a lo largo de una extensa y productiva trayectoria. Sentado junto a un pianoforte, se inicia la era del pian, y se ira abandonando poco a poco el clavecin .Vemos en su frente escrita la leyenda y dedicatora que le identifica.
Viste uniforme palatino, apoya el brazo izquierdo sobre el instrumento musical, con el bastón entre las pieras, descansa en el brazo contrario, sujetando en esa mano la partitura perfectamente legible: Obra de los locos, /Primera parte/ Allegro Moderato. Una partitura que pertenece a El Disparate o la Obra de los Locos, obra lírica en tres actos escrita por el organista Felix Máximo López en 1815 y que hoy se considera como la primera zarzuela moderna.

Este retrato llamó la atención del músico Francisco Asenjo Barbieri a finales del XIX, y según él mismo cuenta adquirió a varios libreros buena parte de sus obras que después legó a la Biblioteca Nacional, donde se encuentra hoy en día la mayor parte de la música de López. Al mismo tiempo, Barbieri fue quien trazó los principales hechos de su biografía y un listado de obras. Se custodia la partitura en la Biblioteca Nacional.
Con más de sesenta años de carrera musical, de ellos más de cuarenta y cinco como organista en la Real Capilla, además de compositor y organista, fue profesor y teórico, se conservan más de quinientas de sus obras, destinadas en su mayoría a la formación de sus hijos, especialmente Ambrosio, que siguió sus pasos como organista. Don Félix se movió en ambientes muy diversos, la Capilla Real, el teatro, la música de cámara y la música doméstica.
El músico se hizo eco de las innovaciones sobre instrumentos de tecla que se estaban produciendo en Europa, en particular en Londres y París. Los modernos pianos de mesa y de cola dieron impulso a la fabricación local y a la creación de instrumentos con características propias tanto en Madrid como en otros ámbitos regionales.
La música para tecla de López está destinada para una variedad amplia de instrumentos de tecla, no siempre expresamente indicados en las fuentes. Asimismo, también López creó música para instrumentos mecánicos, como relojes, a los que eran muy aficionados los reyes, sobre todo Carlos IV.
Estamos en 1820, tiene ya 78 años y se deja retratar, aunque con gesto un tanto huraño por deseo de su hijo Ambrosio lópez, que ante la proximidad de la muerte del músico y queriendo homenajear a su padre, lo encarga el pintor del rey. Efectivamente Félix Máximo López falleció en 1821.
La vida de Félix Máximo López transita en una época convulsa y de grandes cambios, la Ilustración, la invasión francesa, el desarrollo del pianoforte, la música de cámara y el esplendor de la tonadilla escénica. Cuando ya tenía 63 años, en mayo de 1805, fue nombrado primer organista del rey Carlos IV, continuando en el cargo con el rey José I Bonaparte, con lo que con el regreso de Fernando VII en 1814, tras la Guerra de la Independencia, fue degradado por colaboracionista, aunque fue rehabilitado en su puesto ese mismo año.
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