Os vamos a contar la historia del Café Español, visitado por todo Madrid en sus 84 años de vida, situado en la calle Carlos III, 1, frente al Teatro Real. Pero todo comenzó en los años 40 del siglo XIX y, como no, en la Puerta del Sol.
Aún no se habia iniciado la remodelacicon de este centro neurálgico que tendria lugar entre 1857-1862 y los números de la casas no guardaban un orden. Asi, El Café Español, señalaba su lugar en los nº 4 y 6 de la Puerta del Sol o al principio de Alcalá, pues se encontraba en un edificio fronterizo entre ambas.

Tras indemnizar a su dueño Juan Fernández, por irse de la Puerta del Sol, el 5 de agosto de 1851 abre sus puertas el nuevo Café Español en calle Carlos III, 1 .
Era un Café decorado con angelitos volanderos en los techos que esparcian flores, con paredes llenas de grandes espejos, divanes tapizados de tercipelo rojo, siguiendo lal moda de la época, con columnas de hierro con un estilo confuso.
Los parroquianos del Café eran sobre todo músicos por su cercanía con el Teatro Real que se habia inaugurado en 1850 con La Favorita de Donizetti. Solian ir los cantantes a tomar ponche y a aclararse la voz antes de los ensayos. Tenía billares donde se reunía la «cla» que entraban sin abonar al Teatro para aplaudir o abuchear las obras.
El Café se quedaba desierto cuando habia conciertos, sólo iban las parejas en Domingo. Su cierto alejamiento de la Puerta del Sol, hacia que fuera un café tranquilo, por lo que su dueño, en 1868 solicitó permiso para dar funciones y conciertos durante las noches que no hubiera conciertos en el Real.
Fue el último café romántico de Madrid, concentraba tertulias de escritores que cada 13 de febrero rendía homenaje a Larra, vecino cercano, de la calle Santa Clara, donde se disparó con menos de 28 años.

Los Hermanos Machado, Antonio, Manuel y Pepe, solían reunirse allí, después se trasladaron al Café Varela en la calle Preciados. Se contrató a Zacarias López, llamado «el musico ciego» dotado de habilidad innata y de prodigiosa memoria para retener partituras, llegó a ser premio extraordinario del Real Conservatorio de Musica y Declamacion en 1908, era compositor y profesor de la Escuela Municipal de Ciegos.
En 1911, el Primero de Mayo, los trabajarores se reunieron en la Plaza de Isabel II y colocaron su enseñas en el Café. Asistieron Pablo Iglesias y Largo Caballero y un coro de niños cantó «La Internacional» y «La Marsellesa de la Paz» himno socialista de Julian Laiseca de 1900, hoy en el olvido.
A comienzos de los años 30 del XX, su nuevo dueño, Calixto Velarde acometió reformas para modernizar sus instalaciones sin perder su peculiaridad. Dotó de nuevos lavabos, calefacción, cambió el terciopelo de los divanes por pana labrada, ocultó las pinturas de techo y despidió a Zacarias. Solía acudir al Café el Maestro Villa, director de la Banda Municipal de Madrid.
El Café cuenta hasta con su leyenda mariana. Un dia de 1934, el echador de café encontró en la bodega, un cuadro de la Virgen dando el pecho al NIño, rapidamente se organizó un altar de flores y velas, y sólo se permitía entrar aportando un donativo. Los parroquianos comenzaron a abandonar el Café, aduciendo que» olia demasiado a cera, a caballeros ensotanados y a sacristia». Ese fue su triste final, tras más de 80 años de vida, cerró en abril de 1935. El local se convirtió en oficinas de cobranza.
Años después, será la prestigiosa tienda de instrumentos y partituras musicales, Musical Opera, que desgraciadamente cerró en diciembre de 2013, hoy es una tienda de souvenirs, un bazar de recuerdos.
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