Guido Reni (1575-1642), fue considerado en su tiempo uno de los artistas más importantes de Italia, aunque su definitiva puesta en valor fue en 1954 con motivo de una memorable exposición que se celebró en Bolonia.
Su obra muestra claras influencias de la Antigüedad Clásica y Rafael de Sanzio, siendo uno de los más destacados pintores del barroco clasicista. Discípulo de Dionisio Flamingo Calvaert, pintor flamenco activo en Bolonia, pero sobre todo de los Carracci, tuvo una carrera exitosa en Roma desde 1601, donde pudo conocer la obra de Rafael, la escultura clásica y las propuestas innovadoras de Caravaggio. Conto con importantes comitentes como Scipione Borghese, sobrino del papa Pablo V. En Roma sufre la influencia de pintores como Albani, Caballero de Arpino, Rubens, Gentileschi.
De nuevo en Bolonia desde 1614, comienza nueva etapa de producción hasta el final de su vida, 1642, con un taller muy activo. Es en estos años cuando realiza una de sus obras maestras más reconocidas, Hipómenes y Atalanta 1618-1619, que hoy muestra el Museo del Prado en un lugar de honor, el centro de la Galería principal de la Puerta Alta de Goya.
La obra perteneció al marqués Giovan Francesco Serra, cuya colección fue adquirida en 1664 por el conde de Peñaranda y virrey de Nápoles con destino a Felipe IV.
La historia procede de Las Metamorfosis de Ovidio Nasón. Cuenta como Atalanta, hija del rey de Arcadia, fue ofrecida en matrimonio a aquél que fuera capaz de vencerla en una carrera deportiva. El castigo por ser derrotados era la muerte. Hipómenes, aceptó el desafio porque contaba con la ayuda de Venus que le proporcionó tres manzanas de oro que el joven fue arrojando al suelo a medida que corría, logrando así retrasar a Atalanta que se detuvo a recogerlas.
Una vez desposados, Hipómenes olvido agradecer a la diosa del amor su ayuda, la cual ofendida, los metamorfoseó en leoneqs, que son los que tiran del carro de Cibeles.
Reni elige el momento más tenso, el de la carrera y el momento en que Atalanta se agacha a recoger las manzanas de oro. Crea con los dos protagonistas una estructura diagonal muy barroca, con vigorosas anatomías, ideal de belleza en sus cuerpos desnudos, equilibrio en sus expresiones contenidas, a pesar de estar en plena carrera.
El color desempeña papel fundamental, los objetos más luminosos son los cuerpos, el resto del lienzo: cielo, nubes, tierras, tiene un monótono color pardo, rojizo y gris, centrando la atención en el drama del primer plano.
Con el apoyo de la Fundación Iberdrola España, se ha limpiado, restaurado y dotado de un nuevo marco a la obra que podemos disfrutar desde hoy hasta la primera semana de noviembre en la Galería Central del Museo.
Dotada de gran luminosidad y fuerza expresiva, el tiempo había ido apagando y envejeciendo sus colores. Nueve meses después, se ha podido descubrir la existencia de dos bandas añadidas en las zonas izda. e inferior (7 x 13 cm) que alteraron el tamaño original de la composición.
Se han eliminado los barnices oxidados que daban el tono amarillento a la pintura, sobre todo en las carnaciones de los protagonistas, se han regenerado zonas alteradas y opacas.

Así se ha recuperado la transparencia del barniz, con lo que se ha recuperado el color castaño del pelo de Hipómenes, y el volumen de sus rizos, pero sobre todo se ha recuperado la franja correspondiente al mar, se ha conseguido que aflore el azul oscuro del mar.

Se ha procedido a reintegrar el color allí donde faltaba o estaba dañado, eliminando repintes, ahora podemos apreciar el bello perfil de Atalanta, la delicadeza de sus facciones, el sutil sonrosado de sus mejillas. Guido Reni fue modelando a base de sutiles sombras estos bellos cuerpos en movimiento.

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