En las encantadoras calles de Madrid, se ocultan historias fascinantes y palacetes que una vez fueron testigos de épocas pasadas. Sin embargo, muchos de estos edificios enfrentan una situación de abandono preocupante, dejando tras de sí un legado que corre el riesgo de desaparecer.
Entre los palacios olvidados se encuentra el Palacio de Talara, ubicado en la calle de la Luna. Pero antes de sumergirnos en su historia, es interesante conocer el origen de esta pintoresca calle, que lleva consigo una leyenda ligada a los tiempos de los Reyes Católicos. La disputa entre los partidarios de don Crispi Daura y don Álvaro de Córdoba, que culminó en una trágica rencilla bajo la luz de la luna, dio origen al nombre de la calle y dejó una marca indeleble en la memoria de Madrid.
En el número 27 de esta calle emblemática se alzaba el Palacio de Talara, una obra maestra neoclásica erigida en 1785 por el arquitecto Manuel Machuca. Este edificio, de sobria elegancia y austera decoración, fue el hogar de los Condes de Ega desde 1805 hasta 1807. El título nobiliario de Conde de Talhara, otorgado por Felipe IV en 1636, añade un halo de distinción y linaje a esta residencia aristocrática.
Sin embargo, la historia del Palacio de Talara estuvo marcada por la tragedia cuando, en 1978, dos siglos después de su construcción, enfrentó la amenaza del derribo. Afortunadamente, gracias a la intervención de organizaciones como Adelpha, se detuvo la destrucción total del edificio. Aunque parte de su interior se perdió irremediablemente, la fachada, el zaguán y la majestuosa escalera imperial fueron preservados, recordando el esplendor de épocas pasadas.
El rescate del Palacio de Talara es un recordatorio de la importancia de preservar el patrimonio histórico y cultural de Madrid. A través de iniciativas de concienciación y conservación, se puede salvar la memoria de estos palacetes perdidos, garantizando que continúen siendo parte del tejido urbano y la identidad de la ciudad.
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