Hace unos meses nos hicimos eco de la grave situación de la Librería Pérgamo, una de las librerías históricas de Madrid, en el barrio de Salamanca, que se veía abocada al cierre, tras una crisis de ventas y el covid que vino a rematar. Las hermanas Serrano no veían solución.

Pues bien, un comprador anónimo, ha rescatado del cierre a Pérgamo. Se trata de un misterioso mexicano, que de niño compraba libros allí. Propuso a las dueñas que le traspasaran el negocio y continuar con la venta de libros. Pérgamo fue todo un referente en la resistencia lectora durante el franquismo.
El comprador se puso en contacto con Jorge F. Hernández, un escritor también mexicano que lleva varios años residiendo en Madrid. Había cesado como agregado cultural de la Embajada de México en España, endeudado, buscaba nuevo trabajo, así que la oferta de convertirse en librero fue un milagro y un cuento digno de sus novelas.
El comprador le dio pleno margen de libertad y Jorge F. Hernández pidió incluir como compañero a Pablo Cerezo, recién graduado en Sociología y Relaciones Internacional al que conoció en una conferencia en la Complutense, unidos por el amor a la literatura.
Dos libreros de generaciones y orígenes distintos que quieren hacer de Pérgamo una librería con una oferta literaria diversa, sin perder su esencia de transgresora y familiar. Como sabemos, Pérgamo fue abierta en 1946 por un matrimonio de izquierdas y vendía libros prohibidos por el franquismo en la trastienda. Ahora quieren ampliar la oferta a otros géneros como ensayo, novela, poesía y de nuevos temas como el medio ambiente, el feminismo, además de una amplia sección de literatura infantil y juvenil.

Situada en la calle General Oraá 24, la librería de nuevo tendrá otra vida para el barrio y sus vecinos, y para todos los curiosos que quieran acercarse . Aún no se ha reabierto, pero mientras contactan con autores como Muñoz Molina para concretar firmas de libros. También quieren vender artículos de papelería y ofrecer un servicio de libros por demanda para evitar las plataformas digitales. Que Pérgamo sea un lugar de encuentro.