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La Historia del Café de Sólito en la Calle del Príncipe

Hoy vamos a explorar uno de los establecimientos más célebres del Madrid del siglo XIX: el Café de Sólito. Este icónico café, conocido por su ambiente literario y artístico, fue creado por el repostero Antonio Sólito, un maestro en la elaboración de quesitos helados y otras delicias que conquistaron a los madrileños en 1816 mientras trabajaba en el Café y Botillería del Príncipe, situado en la calle del mismo nombre.

Los Primeros Pasos de Antonio Sólito

En 1817, Antonio Sólito se trasladó al Café del Buen Suceso, ubicado en la calle de Alcalá, junto a la desaparecida iglesia de la Puerta del Sol. En 1820, inauguró su primer establecimiento propio, el Café del Buen Gusto, en la misma calle. Solo cuatro años más tarde, en 1824, abrió otro café en la calle del Príncipe, frente al Coliseo del Príncipe, que posteriormente se convertiría en el Teatro Español.

Un Refugio para Escritores Románticos

Durante los primeros treinta años del siglo XIX, los cafés alrededor de la Plaza de Santa Ana se convirtieron en puntos de encuentro predilectos para escritores románticos, poetas, dramaturgos, actores y cronistas. El Parnasillo, o Café del Príncipe, era especialmente popular entre estos círculos. Sin embargo, cuando el café comenzó a llenarse de políticos y militares, los literatos buscaron un nuevo refugio.

Es entonces cuando escritores como Zorrilla, Gil de Zárate, Larra y García Gutiérrez se trasladaron al Café de Sólito, que se convirtió en su nuevo lugar de reunión. Curiosamente, omitían el acento esdrújulo del nombre como una broma interna. Este café no solo ofrecía un espacio para socializar, sino que también era fundamental para darse a conocer, hacer amistades y estar al tanto de la vida literaria madrileña, todo ello acompañado de licores, sorbetes, agraz y café.

Fundación del Primer Casino de Madrid

En 1836, el Café de Sólito fue el lugar de nacimiento del primer Casino de Madrid, fundado por trece socios de origen aristocrático, entre ellos Mariano Téllez de Girón. Este casino evolucionaría con el tiempo y, en 1910, tendría su sede propia en la calle Alcalá 15. La fundación del casino subraya la importancia del Café de Sólito como un centro social y cultural en el Madrid del siglo XIX.

Anecdotarios y Duelo en el Café

El Café de Sólito fue testigo de numerosas anécdotas, una de las más famosas ocurrió en 1841. El 23 de julio, a las nueve y media de la noche, se produjo un incidente entre dos individuos. El entonces diputado y futuro Presidente del Consejo de Ministros, don Juan Prim, un héroe de la Primera Guerra Carlista, descargó dos garrotazos al periodista e historiador Modesto Lafuente. Lafuente huyó despavorido, dejando su sombrero y bastón en el suelo, que Prim recogió como trofeo. El motivo del ataque fue un artículo en la revista Fray Gerundio, donde Lafuente se refirió a Prim despectivamente como «Pringue».

Declive y Desaparición del Café de Sólito

Hacia 1845, el Café de Sólito desapareció debido al reclamado ensanche de la Plaza de Santa Ana. La estrecha manzana número 215, donde se ubicaba el café, fue demolida para agrandar y ajardinar la plaza. Este proceso de transformación culminó hacia 1868, cambiando para siempre la fisonomía del lugar.

Transformaciones en la Plaza y la Calle del Príncipe

La Plaza de Santa Ana, así como la calle del Príncipe, experimentaron numerosos cambios de nombre debido a los avatares políticos de la época. En 1860, la plaza fue renombrada como Plaza del Príncipe Alfonso. Durante el periodo de 1868 a 1889, se llamó Plaza de Topete, luego volvió a ser Plaza del Príncipe Alfonso y, finalmente, en 1931, se estableció su nombre actual como Plaza de Santa Ana. De manera similar, la calle del Príncipe fue renombrada como calle del Izquierdo tras la Gloriosa que destronó a Isabel II, pero recuperó su antigua denominación diecinueve años después.

El Legado del Café de Sólito

El Café de Sólito no solo fue un punto de encuentro para los literatos y artistas de su tiempo, sino también un lugar donde se forjaron importantes relaciones sociales y culturales. La historia de este café nos permite entender mejor el contexto social y cultural del Madrid del siglo XIX, un periodo marcado por cambios políticos y una rica vida cultural.

Reflexiones Finales

La historia del Café de Sólito nos muestra cómo estos establecimientos eran más que simples lugares para tomar una bebida; eran centros de cultura, discusión y creatividad. Al recordar lugares como el Café de Sólito, reconocemos la importancia de los espacios sociales en la formación de la identidad cultural de una ciudad. La próxima vez que pasees por la Plaza de Santa Ana, recuerda que bajo sus adoquines y jardines se esconde la memoria de un café que, durante un tiempo, fue el corazón palpitante del Madrid literario.

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