Alonso Yañez Fajardo, natural de Lorca, Murcia, fue designado por los Reyes Católicos, con un cargo que nos puede resultar curioso. » Putero mayor del Reino». Los monarcas tenían claro que había necesidad de regular la profesión más antigua del mundo.
Tras la caída del Reino de Granada en manos de la Cristiandad, se debía afrontar con rectitud y caridad católica la ardua tarea de gestionar, entre otras muchas cuestiones, las prácticas venales de los súbditos conquistados, pero también de los conquistadores de estos territorios a reunificar.
El Putero Mayor ejerció desde la ciudad de Málaga. Lo de la categoría de «Mayor», se debía a que había «puteros menores», encargados de mancebías concretas y pasaban los diezmos de las casas de prostitución. Alonso Yañez, como buen político, vio claro que la formas de aumentar las ganancias en maravedíes, era la de recortar en gastos y buscar alternativas de nuevos ingresos.
«Don Alonso cobraba por las boticas o habitaciones de las mujeres públicas, además de la comida, un día pescado y por lo menos otro carne“. Se le ocurrió además subcontratar a algunas de las mujeres de las mancebías como camareras en mesones. Entre los gastos que el delegado real debía afrontar, estaba la atención médica para las meretrices y el darles un lugar donde ejercer.
En esto último parece que no se esmeró demasiado Don Alonso ya que el Cabildo de Málaga, se molestó por el emplazamiento de algunos de aquellos negocios (en ocasiones, demasiado cerca de las iglesias) y por sus condiciones poco higiénicas y habitables.
Para intentar solventar tal situación, se creo una normativa que obligaba a las mancebías a que, en cada habitación de las prostitutas, cupieran dos bancos, una cama y un arcón. Además, las mujeres debían contar con dos colchones, dos sábanas, una almohada y una manta.
Las había que gustaban ejercer de forma libre la prostitución, las llamadas « mujeres enamoradas» que colocaban en sus puertas unas ramas verdes, para diferenciarlas de las casas honradas. De allí surgió el término ‘ramera‘ como sinónimo de prostituta. Y aun eran consideradas con suerte, pues en el escalafón mas bajo estaban las arrabaleras, que trabajaban en los arrabales y eran las más baratas.
Al morir Alonso, su viuda Doña Leonor, decidió abrir en la Calle de las Cinco Bolas, una casa de arrepentidas, donde dio cobijo a 13 ex-prostitutas, algo que disgustó a su hijo Diego, heredero del cargo de Putero Mayor.