El antiguo Hospital General de Nuestra Señora de la Encarnación y San Roque, conocido también como el Hospital de Madrid o de la Anunciación de Nuestra Señora, es un monumento desaparecido que marcó la historia de la atención sanitaria en la capital española. Ubicado en la Carrera de San Jerónimo, su legado persiste en la memoria colectiva.
Este hospital, exclusivamente masculino, tiene sus raíces en el reinado de Felipe II, siendo Bernardino de Obregón su primer rector. Durante dos siglos, cumplió su función hasta ser reemplazado por el Hospital General de Atocha.
Desde la consolidación de la Corte en Madrid en 1561, Felipe II emprendió reformas significativas, entre ellas la consolidación de las instituciones sanitarias dispersas en un hospital general. La reubicación tuvo lugar en 1587, en las Casas de Santa Catalina, cerca del Paseo del Prado, bajo el nombre de Hospital de La Anunciación de Nuestra Señora.
A lo largo de su historia, el hospital experimentó diversas transformaciones, incluido un cambio propuesto por Felipe III en 1603 para trasladarlo al extremo sur de la calle Atocha. Sin embargo, fue bajo el reinado de Fernando VI que se erigió el edificio actual en 1756, aunque no se ocupó hasta 1781, con contribuciones arquitectónicas de José de Hermosilla y Francisco Sabatini.
En el siglo XIX, el hospital pasó a ser administrado por la Diputación y se convirtió en Hospital Provincial, sirviendo en esta función hasta mediados del siglo XX. Posteriormente, el edificio fue objeto de deterioro, pero su importancia histórica fue reconocida en 1977, evitando su demolición.
Gracias a trabajos de restauración dirigidos por Antonio Fernández Alba y José Luis Iñíguez de Onzoño, el hospital recuperó su esplendor. Desde 1992, alberga la colección permanente del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, manteniendo viva su memoria en la trama urbana de Madrid.