Don Carlos tuvo una existencia vital infausta desde el mismo momento de su nacimiento, fruto del matrimonio entre el príncipe Felipe y la princesa María Manuela de Portugal, primos hermanos por doble vida, tenían los mismos abuelos. Nació en Valladolid, un 8 de julio de 1545 quince minutos después de la medianoche. Su madre tras dos días de parto, falleció cuatro días después, tenia solo 17 años.

El caso es que fue un niño de naturaleza débil y salud precaria durante toda la vida. Desde muy joven sufrió un grave y continuado proceso febril, que fue una de las causas de su deterioro posterior. Experimentó diversas enfermedades que le provocaron injustificados cambios de humor.
El comportamiento del príncipe hizo que desconfiara cada vez más de su capacidad para heredar la corona. Por ello se decidió aplazar el matrimonio del príncipe. Una de las elegidas fue su prima, Ana de a de Austria, pero finalmente fue su padre, el rey Felipe II, quien se desposó con ella.
Así, cuando tenia 23 años, el 18 de enero d 1568, Felipe II, decidió privar de libertad a su primogénito. Esa noche don Carlos, tranquilo en sus aposentos, recibió la visita del duque de Lerma y Rodrigo de Mendoza que le entretuvieron mientras el rey se personaba con su privado Ruy Gómez de Silva, y don Luis Quixada, en las habitaciones.
Iban con martillos y clavos para bloquear puertas y condenar ventanas. Entraron por la puerta del retrete con una llave maestra, así que el príncipe no les oyó, porque departía con los nobles. El rey le quito la espada que tenía en la cabecera y el duque de Feria cogió el arcabuz que tenía bajo la almohada. Don Carlos increpó a su padre: «¿Qué quiere Vuestra Majestad? ¿Qué hora es ésta? ¿Quiéreme Vuestra Majestad matar o prender?»
Don Carlos fue trasladado a «La habitación de la Torre», situada en una de las atalayas del Alcázar, bajo custodia del duque de Feria. El confinamiento no obtuvo el resultado esperado, no solo no recupero la calma sino que manifestó una serie de desarreglos que seguramente eran habituales en su vida. Cometió todo tipo de excesos en prisión, alternaba ayunos con ingestas excesivas, descalzo, durmiendo sin ropa. Al final decidió dejar de comer y pasaron así 11 días, solo tomaba agua fría.
Don Carlos murió el 24 de julio de 1568. Fue enterrado en el monasterio de Santo Domingo el Real, en Madrid. Felipe II transmitió enseguida la noticia a sus gobernadores y a otras cortes europeas. Y escribió al cardenal Granvela: «Ha sido Nuestro Señor servido de llevar para sí al príncipe mi hijo; de su muerte me queda la pena y dolor que podéis considerar…».
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