El 16 de noviembre de 1894, el Teatro Eslava se iluminó con el estreno de «El Tambor de Granaderos» de Ruperto Chapí. Chapí, conocido como el músico de Villena, poseía un talento innato. Nacido en una familia humilde, recibió el apoyo incondicional de sus padres, especialmente de su padre, un barbero apasionado por la música, quien inició a Chapí y a sus hermanos en este arte desde muy temprana edad.
Desde pequeño, Chapí se sumergió en el mundo del solfeo, el flautín, el cornetín y el violín junto a sus hermanos. Con tan solo 12 años, compuso su primera zarzuela, «Estrella del bosque», y tres años después, dirigió la banda Música Nueva de Villena. Entre 1872 y 1874, bajo la tutela de Arrieta, fue enviado a estudiar al Conservatorio de Madrid, donde profundizó en armonía y composición. Para costearse sus estudios, trabajó junto a su amigo Tomás Bretón en la orquesta del Teatro Circo Rivas, donde obtuvo el puesto de director de banda militar. A pesar de su creciente fama y sus premios, Chapí pasó por momentos difíciles, llegando a dormir en las calles.
Tras ganar el concurso de la Academia de Bellas Artes con su ópera «Las naves de Cortés», que se estrenó en el Teatro Real, fue pensionado en Roma. Después de seis años en Italia, intentando escribir óperas al estilo italiano, regresó a Madrid en 1878, donde floreció su genio creativo. Entre sus obras más destacadas se encuentran «Música clásica», «La tempestad», «El rey que rabió», «El tambor de granaderos» y «La revoltosa» en 1897. Continuó componiendo zarzuelas hasta 1902 y, en el siglo XX, destacó con cuatro obras esenciales: «La patria chica», «La venta de Don Quijote», «Circe» y «Margarita la tornera».

En 1893, junto a Sinesio Delgado, fundó la SGAE para regular los derechos de los compositores y evitar plagios. Chapí falleció a los 58 años y su sepelio fue un acontecimiento nacional, con decenas de miles de personas acompañando el cortejo, encabezado por figuras como el ministro de Instrucción Pública, Pérez Galdós y Blasco Ibáñez, recorriendo los teatros donde triunfó.
En el Retiro, la SGAE levantó un monumento dedicado a Chapí, diseñado por el escultor Julio Antonio. La obra, realizada en 1917 e inaugurada en 1921, presenta una escultura en bronce y arenisca. Representa una figura idealizada de Chapí, sentado y semidesnudo, como un dios o héroe clásico, semicubierto por un manto. Tras él, aparece la figura de la Música, representada por una mujer de pie, con mantilla y peineta, sosteniendo en la mano derecha la Victoria de Samotracia y presentando al protagonista con la mano izquierda. La figura fue reparada en 1970 por Eduardo Capa, siguiendo el modelo original.
Callejearte Madrid recuerda que en sus rutas por el Madrid Musical se recorren calles y plazas, conociendo la vida y obra de músicos, compositores y cantantes que se inspiraron, vivieron y estrenaron sus obras en Madrid.