En la segunda mitad del siglo XIX fueron populares las tazas y cucharas bigoteras o mostacheras, utensilios que impedían que los bigotes o mostachos masculinos se estropearan al beber o comer. La barba y el bigote simbolizaban el poder y la masculinidad y es por ello que se desarrolló un verdadero culto al vello facial o a la falta de él en el varón. En Inglaterra el bigote era obligado en los soldados, y fue adoptado por los varones de la Familia Real y la nobleza.
Para el cuidado del bigote, se solía usar cera o incluso se teñía para así darle mayor lustre y brillantez. Tal era la importancia de llevar el bigote en perfectas condiciones que había ciertos accesorios como fundas de gamuza o lienzo para cubrir los bigotes a la hora de dormir y evitar que se despeinaran. Otro momento donde se podía estropear el bigote derritiéndose la cera o destiñéndose era a la hora de tomar el té o el café, situación que había que evitar a toda costa.
El alfarero Harvey Adams inventó en 1860 la taza bigotera. En su fabrica creó una taza con una pequeña barrera por dentro, un «protector o guardián de barba» provisto de abertura semicircular. El bigote se depositaba en esa barrera mientras bebían. Era un articulo que las personas se tomaron realmente en serio, y que cualquier caballero que se preciara debía tener para mantener frondoso y perfecto su bigote.
Su uso se extendió por toda Europa y Estados Unidos. En España llegó de la mano de modas extranjeras, y se complejizó con la mostachera portátil, que se acoplaba a cualquier tipo de taza. Junto a la taza, la cuchara bigotera que se estrenó en EE.UU. en 1868, se fabricaron tanto para el café, el postre o la sopa.
El auge de la barba terminó en la primera mitad del siglo XX cuando Louis Pasteur demostró que la barba y bigote eran claros transmisores de enfermedades. Tras dichas declaraciones se puso de moda el afeitado total y la producción de tazas y todo tipo de menaje bigotero se suspendió hacia 1920.
Hoy, en pleno siglo XXI, se han vuelto a poner de moda barbas y bigotes. En callejeartemadrid estamos seguros que las tazas bigoteras volverán a fabricarse, para que las luzcan intactas, dignas de ser fotografiadas.