El 2 de agosto de 1872, en el terreno de la Casa de Campo de Madrid, específicamente en el área conocida como el Arroyo Meaques, se realizó un descubrimiento extraordinario: se encontró incrustado un fósil de tortuga de dimensiones colosales. Este hallazgo fue significativo porque proporcionó conocimientos inéditos sobre el periodo Terciario en los alrededores … Sigue leyendo