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CURIOSIDADES DE SANTA TERESA DE JESUS

Esta semana celebramos la festividad de Santa Teresa de Jesús, como cada 15 de octubre, y en el mundo de habla hispana, al margen de creencias religiosas, es obligado por ser un personaje admirable. Pocas mujeres han existido como ella, en un ámbito hostil, fue emprendedora, fuerte, inquebrantable en su decisión de vida.

Pero como todo personaje histórico, presenta luces y sombras, datos sorprendentes y desconocidos que vamos a compartir con todos los seguidores de Callejeartemadrid y de todos los curiosos por la historia y el arte.

Este es el retrato más conocido de la Santa, por Juan Narduch, pintor y religioso natural del Reino de Nápoles, nacido en Casarciprano, conocido como fray Juan de la Miseria, carmelita, profesó en el convento del Carmen de Pastrana, murió en Madrid en 1616 con más de 90 años.

Aunque se llamaba Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, fue conocida como Teresa de Ahumada, y posteriormente, cuando comenzó la reforma de la orden carmelita, Teresa de Jesús.  Era descendiente de familia judeoconversa, como una importante mayoría de la población en los reinos de España. Su abuelo paterno, Juan Sánchez de Toledo, fue procesado por el Santo Oficio en 1485, obligado a llevar el “sambenito” durante siete viernes, condena impuesta a los penitenciados por la Inquisición. ¿Podemos imaginar la humillación que suponía presentarte ante la comunidad de vecinos con tal atuendo, con todo lo que implicaba?

Efectivamente, aquella ignominia de una época de fe ortodoxa, obligo a la familia a abandonar su prospero negocio de paños en Toledo y huir a Ávila, con muchas menos expectativas, pero al menos nadie conocía su origen y desgracia con el Santa Inquisición.

Teresa fue niña de imaginación fantasiosa, con deseos de aventuras y gestas, como la que se le ocurrió junto con su hermano mayor, Rodrigo, de escapar a “Tierras de infieles” para ser mártires por la fe. Y lo llevaron a cabo. Por suerte un tío los trajo de vuelta a casa.

Su rebeldía y espíritu inquieto la lleva a ingresar en el Convento de la Encarnación de Ávila, a pesar de la oposición paterna. Su malestar físico, desmayos, arritmias y demás síntomas de mala salud convenció a su padre de llevarla a casa de su hermana en Castellanos de la Cañada, en Ávila, pero regresaría a la capital abulense en Domingo de Ramos, en 1547, sufriendo un paroxismo que la dejo paralitica por más de dos años. Llego incluso a sufrir como una especie de catalepsia, la dieron por muerta, pero su padre se negó a enterrarla, por suerte, porque unos días después, despertó.

Sus visiones las experimento toda la vida. Visiones proféticas, del infierno, incluso una vez se le apareció Jesús en el locutorio del convento para reprenderla porque tenía un constante trato con seglares que iban a visitarla.  Tuvo visiones de la Virgen, santos, ángeles.  

Fue con 43 años cuando vivió su primer éxtasis. Sus visiones se sucedieron sin interrupción durante dos años y medio (1559-1561), varios testigos vieron como levitaba en algunos éxtasis, fenómenos que no le dan explicación ningún científico. Nadie como Bernini supo captar el éxtasis de amor divino que experimento la santa.

Pero toda aquella experiencia espiritual, divina, fuera del mundo terrenal, no le impidió escribir cartas, poemas y cuatro grandes obras: El libro de la vida, Camino de perfección, Castillo interior y el Libro de las Fundaciones.

El Santo Oficio crítico, sobre todo el primero, porque trataba de su autobiografía, fue acusada de ser una “alumbrada” y “dejada” y compareció ante sus tribunales. Interrogada, amenazada, a punto de ir a prisión, pero finalmente, los inquisidores no hicieron caso de la acusación de una testigo. 

Famoso es su desencuentro con la princesa de Éboli, esposa de don Ruy Gómez de Silva, valido del rey Felipe II, perteneciente a una de las grandes familias castellanas, los Mendoza, famosa por su belleza, su parche en el ojo, su ser intrigante. Cuando enviudo, quiso ingresar en el convento de carmelitas de Pastrana, de cuyo ducado era titular.

Pero la Princesa no estaba dispuesta a guardar la regla de la comunidad carmelita, y Teresa de Jesús decidido que sus hermanas abandonaran el convento de Pastrana y llevarlas al convento de Segovia, lo que provoco la denuncia de la noble a la Inquisición.  Finalmente, la denuncia no llego a ningún lugar.

Su vida en el convento siempre fue rigurosa, así lo busco a la hora de reformar la orden carmelita. Humildad, sencillez, dormir sobre un jergón de paja, llevar tan solo un sayón y sandalias de cuero o madera, ocho meses de ayuno, y por supuesto, abstención de comer carne.

 Y pese a todos los rigores, Santa Teresa fundo 17 conventos por todo el país, fue toda una proeza física y espiritual. Hoy hay una ruta que nos permite seguir su huella.  Tuvo que sufrir incluso, el rechazo de sus propias hermanas, como ocurrió de parte de las prioras de los conventos de Valladolid y Medina del Campo, para finalmente ir a morir en Alba de Tormes, donde falleció un 15 de octubre.

Nueve meses después del fallecimiento, abrieron la sepultura, y comprobaron que su cuerpo estaba incorrupto, mientras el habito con el que fue enterrada aparecía podrido. Antes de devolver su cuerpo al cofre, le diseccionaron una mano que envuelto en toquilla viajo a Ávila.

Su báculo como priora, se convirtió en símbolo de su camino espiritual y cuando se celebro su quinto centenario de nacimiento, en el 2015, fue en peregrinación desde Ávila, un 15 de octubre del 2014, deteniéndose en los principales centros carmelitas de 29 países en los cinco continentes. El recorrido culmino un 28 de marzo, fecha de su cumpleaños del 2015.

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