Este gran hotel madrileño, representa la memoria de la ciudad y el patrimonio histórico desaparecido, una perdida absurda y dolorosa. Os invito a conocer su historia y al gran arquitecto, Antonio Palacios que fue su creador. En la imagen podemos ver como era la Plaza del Callao en 1917, única plaza de la Gran Vía madrileña, entonces llamada por tramos, Avenida del Conde de Peñalver, y Avenida de Pi y Margall.

A finales de 1920 la plaza del Callao va a sufrir una profunda transformación, convirtiéndose en uno de los lugares de ocio y cultura más importantes de la capital gracias a los icónicos edificios que la rodean, uno de ellos será el Hotel Florida.

El origen de este edificio era incierto, se desconocía en que contexto surgió. Se sabía que un empresario de Valladolid e ingeniero de minas, Joaquín Velasco Martin, era uno de los propietarios. Pero también lo fueron el doctor Félix Egaña y los promotores Damaso Torán y Luis Harguindey, estos últimos tramitaron el expediente de licitación.
Ocupaba el solar nº 19 de la manzana Ñ de la ordenación de reforma de la Gran Vía. El edificio contaba con unos 622 m2 , 78 m2 de planta, comprendía los dos últimos inmuebles de la calle del Carmen y parte de la extinta calle de San Jacinto que desapareció con la operación urbanística.
Su arquitecto será Antonio Palacios, que se encontraba en el cenit de su carrera profesional. Era reclamado y reconocido, y hacia 1920, ya había concluido su relación profesional con el ingeniero, Joaquín Otamendi. Palacios era, además, un intelectual que promociono la cultura gallega y la organización de exposiciones y certámenes de arquitectura, por su doble vinculación con la Escuela de Arquitectura y al Círculo de Bellas Artes, del que fue socio temprano.

El hotel fue inaugurado el 31 de enero de 1924. Inicialmente arrendado por la Sociedad Justo Aedo y Cía. para su gestión, tras la Guerra Civil, el único propietario vivo era Joaquín Velasco, que se persona para tomar posesión del edificio y reparar los daños producidos durante los bombardeos. Crea la sociedad Velasco Florida S.A. y pasa a gestionarlo directamente.
En 1947, se decide la reforma del inmueble, pero con Palacios ya fallecido en octubre de 1945, se les encarga a los hermanos Cabanyes Mata. La obra no afecta prácticamente al exterior, salvo un placado de mármol en la planta baja, pero el interior fue transformado completamente, alterando toda la concepción espacial y arquitectónica original.
Posteriormente vendido a la Compañía General de Inversiones S.A, lo acaba adquiriendo Galerías Preciados, que finalmente lo derriba, sustituyendo el volumen por un nuevo edificio diseñado por Perpiñá e Iglesias.

Pero volvamos al Hotel Florida. La forma del solar era ciertamente irregular, por lo que Palacios ingenió a partir de los tres lados de fachada principal quebrada, una simetría axial desde el centro del tramo intermedio, haciendo los tramos laterales simétricos en aspecto, pero quebrándose en distinto ángulo hacia atrás, y siendo un lateral más largo que el otro.
A nivel arquitectónico Palacios repetía una fórmula ya ensayada previamente: un bajo comercial con acceso independiente desde la calle y un acceso principal de ingreso al hotel que, a través de un vestíbulo señorial, llevaba al núcleo del edificio constituido por la escalera, contrapuesto al patio que “oxigenaba “la espacialidad.

Se añadía un cuerpo de vanos más, rematado por un pequeño torreón en fachada. No tenemos muchas imágenes de interior, pero las que existen revelan detalles de materiales muy concretos: escalera con huellas de mármol blanco y contrahuellas de azulejo sevillano de arista, de la Casa Mensaque o Ramos Rejano. Las barandillas metálicas.

El bajo comercial del Hotel, el café bar llamado Granja Florida, fue planteado como un moderno bar americano, con una sección de mantequería y venta de productos frescos: huevos, leche, manteca y quesos procedentes de la finca de La Ventosilla, propiedad de Velasco a orillas del Duero, en Gumiel de Mercado (Burgos).
El día 1 de febrero de 1924 se inauguró en el hotel más céntrico de Madrid. Tenía 10 plantas y en su fachada de mármol blanco predominaban las líneas verticales sobre las horizontales.
Sus amplias ventanas permitían la entrada de luz natural en todas las habitaciones. Su exterior se componía de 3 zonas bien diferenciadas, la parte inferior formada por dos entresuelos y la puerta de acceso con marquesina sobre la que se había instalado un gran ventanal en forma de arco, un cuerpo de cuatro pisos con enormes pilastras y un segundo arco que marcaba un mirador volado y el último tramo adornado por columnas con capiteles jónicos que concluía en un gran Torreón de dos alturas, sobre el que se colocó el nombre del hotel.
Su elegante entrada daba acceso a tres vestíbulos, varios salones y un restaurante para los clientes hospedados en las 200 cómodas habitaciones del establecimiento, dotadas todas ellas de baño, teléfono y calefacción.

La Cervecería de Granja Florida, situada en la planta baja y un transporte de gran lujo en la misma puerta para el traslado de los viajeros a todas las estaciones de ferrocarril, eran los servicios que ofertaba este moderno hotel para sus clientes. Propiedad del hotel será el Florida Parc en el Retiro.

Charles Chaplin “Charlot”, Miguel de Unamuno, fueron huéspedes ilustres de la Florida y durante la guerra civil española el hotel Florida alojó a los corresponsales de la prensa extranjera que narraban el asedio de Madrid como John dos Passos, Martha Gellhorn, el fotógrafo de prensa, Robert Capa, el realizador Joris Ivens o Ernest Hemingway que aquí escribió su obra teatral “La quinta columna”.