Todos recordamos la magnífica película «El Verdugo» (1963) del director Luis García Berlanga, con un inigualable Pepe Isbert, Emma Penella y el talentoso Nino Manfredi. Esta obra es un claro alegato contra la pena de muerte, vigente en España en aquella época. Las secuencias, los diálogos surrealistas y la presión que sufre el novio de la joven para convertirse en verdugo y asegurar así la paga y el piso para su futura familia, quedan grabados en nuestra memoria.
Nino Manfredi nació en una humilde familia de agricultores en 1921, en un pequeño pueblo de Frosinone. En 1930, su familia se trasladó a Roma. Su infancia estuvo marcada por la enfermedad, específicamente la pleuresía, que lo mantuvo hospitalizado durante años. En 1941, comenzó a estudiar Derecho, pero su pasión por los escenarios lo llevó a matricularse en la Academia Nacional de Arte Dramático en 1944. A pesar de licenciarse en Derecho, nunca ejerció esta profesión. En 1947, se unió a la compañía de teatro Maltagliati-Gassman en papeles dramáticos, y en 1949, debutó en el cine y comenzó a trabajar como doblador.
En 1959, firmó su primer contrato importante con Dino de Laurentiis, lo que le permitió pronto elegir sus propios proyectos. Entre ellos destaca «La aventura de un soldado», adaptación de la novela de Italo Calvino, llevada al cine como «El amor difícil». Desde 1960, se convirtió en un pilar de la comedia italiana con su papel en «El empleado». Sus interpretaciones de personajes optimistas, con dignidad propia y destinados a una derrota inevitable pero nunca humillados, le otorgaron gran éxito. Se consolidó como uno de los principales actores del cine italiano y comenzó a colaborar en los guiones de sus películas.
En 1971, debutó como director con la película semiautobiográfica «Las tentaciones de Benedetto», ganando el Premio a la Mejor Obra Cinematográfica en Cannes, el Globo de Oro a la Mejor Ópera Prima, y un Premio David de Donatello. Un papel que le otorgó gran éxito televisivo fue Geppetto. Su último papel fue en «La luz prodigiosa», donde interpretó a un personaje privado de memoria y salvado de la muerte por un pastor durante la Guerra Civil Española, quien tras 40 años en un manicomio, se descubre que era el poeta García Lorca.
En septiembre de 2003, Manfredi sufrió una afección cardíaca y falleció el 4 de junio de 2004 a los 83 años. Su legado en el cine y el teatro perdura, y su contribución a la cultura italiana es inmortal.

