También conocida como la «Conspiración de Aragón», el 18 de agosto de 1648 se abortó el intento de conspiración del duque de Híjar, quien aspiraba a coronarse rey de Aragón. La historia de don Rodrigo de Silva Mendoza y Sarmiento, más conocido como II Conde de Salinas y Duque de Híjar, es la de un noble ambicioso, un Grande de España que desafió al mismísimo Rey Planeta, Felipe IV de Castilla y III de Aragón, pagando un alto precio por ello.
Nieto de don Ruy Gómez de Silva y de la Princesa de Éboli, don Rodrigo fue uno de los aristócratas más polémicos de su tiempo. Apartado de la política durante el gobierno del Conde-Duque de Olivares, en 1640 recibió un mando militar en la Guerra de Restauración portuguesa. Aspiraba a suceder a Olivares en la privanza del rey, lo que lo llevó a enfrentarse con don Luis de Haro. Sin embargo, esta conspiración le costó el destierro.
Todo comenzó en medio de una crisis generada por las continuas guerras, que incrementaron la presión fiscal y la recluta de soldados para la guerra, tanto en Castilla como en los demás reinos periféricos, muchas veces en contra de sus fueros y privilegios locales.
En 1640, surgieron rebeliones secesionistas en Cataluña y Portugal, a las que se sumaron Andalucía, Palermo y Nápoles, siendo esta última brutalmente sofocada por don Juan José de Austria, hijo ilegítimo del rey, quien fue enviado como General de los Ejércitos. Las revueltas italianas, en su mayoría, fueron provocadas por la escasez de alimentos y los altos impuestos, debilitando así al reino.
La lealtad del Reino de Aragón hacia la monarquía se manifestó cuando se descubrió el intento de conspiración del V duque de Híjar, don Rodrigo Sarmiento, junto a sus cómplices Carlos de Padilla, maestre de campo de caballería, su hermano Juan, Pedro de Silva y Domingo Cabral.
Las pretensiones de los conspiradores incluían el reemplazo de don Luis de Haro como valido del rey por el duque de Híjar. En caso de fallar este intento, planeaban entronizar a Híjar como rey de Aragón, con el apoyo de Francia, que recibiría como pago Navarra española, el Rosellón y la Cerdaña. Además, se contemplaba la separación de Cataluña, excluyendo Tortosa y Lérida, que pasarían al reino de Aragón. Se vendería Galicia a Juan IV de Portugal, y, uniendo los ejércitos de Cataluña y Aragón, atacarían a Castilla. Incluso se planeaba el rapto de la infanta María Teresa.
Sin embargo, los aragoneses demostraron su fidelidad a la monarquía, y la conspiración fue delatada por un criado de Carlos Padilla llamado Barry. Carlos Padilla y Pedro de Silva fueron ejecutados en la Plaza Mayor de Madrid el 5 de diciembre de 1648, mientras que Cabral había muerto en prisión. Aunque el duque de Híjar nunca confesó su participación en la conspiración, todos sus bienes fueron confiscados y fue condenado a prisión perpetua. Falleció 15 años después en la cárcel de León. Comparativamente, la condena del duque de Híjar fue extremadamente severa, considerando que el duque de Medina Sidonia había cometido delitos más graves y recibió penas más leves.



