Desde la designación de Madrid como capital de corte en 1561 durante el reinado de Felipe II, la ciudad experimentó un rápido crecimiento poblacional. Para abastecer a la creciente población, los ingenieros municipales desarrollaron una red de suministro de agua que conectaba los manantiales cercanos con fuentes públicas y privadas.
En el animado barrio de Lavapiés, conocido por su ambiente multicultural y étnico, se encuentra la Fuente de Cabestreros, una reliquia histórica que data de aquellos tiempos. Esta fuente, que se abastecía del manantial del Bajo Abroñigal, cuenta con dos caños y solía atender las necesidades de agua de hasta 24 aguadores.
El nombre de la fuente se debe a la presencia en la zona del gremio de cordeleros del cáñamo, conocidos como cabestreros por su labor en la fabricación de ramales para caballerías.

La Fuente de Cabestreros ya aparece registrada en el Plano de Pedro de Texeira de 1656, identificada con el número 53 de la lámina 18. Estaba ubicada en la plazuela de Cabestreros, en la esquina con la calle Mesón de Paredes. Según relata el cronista Mesonero Romanos en 1862, esta fuente abastecía tanto a los residentes del vecindario como al convento de monjas de Santa Catalina de Siena, que se estableció en el antiguo Palacio de los Condes de Torres desde 1824. Este palacio, propiedad del duque de Medinaceli, fue demolido en 1973, dando lugar a la actual Plaza de Nelson Mandela.

Con la llegada de las aguas del Lozoya a través del Canal de Isabel II, la fuente original de estilo neoclásico fue reemplazada por una versión que incorporaba farolas para iluminación. Durante la Segunda República Española en 1934, se instaló una fuente más pequeña, con dos caños y dos pilones elaborados en granito y piedra blanca de Colmenar, rematada con una piña. Esta fuente es una de las pocas en Madrid que conserva simbología asociada a la Segunda República.
Finalmente, una leyenda ha rodeado a la Fuente de Cabestreros, también conocida como la Fuente de los Machos. Según la tradición popular, el agua de esta fuente tenía el poder de exaltar la virilidad de quienes la bebían, lo que dio origen al dicho «Este es un macho porque ha bebido el agua de Cabestreros».
Explorar la historia de la Fuente de Cabestreros es adentrarse en las tradiciones y el patrimonio de Madrid, una ciudad llena de historias por descubrir en cada rincón.
