En el pintoresco barrio del Conde Duque, se encuentra la calle de los Dos Amigos, una vía corta que conecta la calle Maestro Guerrero con la calle de San Bernardino. ¿Qué historia se esconde tras este nombre peculiar? Nos remontamos al siglo XIV para descubrir el emotivo relato de una amistad que perdura en el tiempo.
En el año 1390, en los terrenos que hoy ocupan la Plaza de España, dos familias adineradas residían en la zona, cada una con un hijo: Gabino y Guillén. Sin embargo, una serie de acontecimientos trágicos unirían sus destinos de manera inquebrantable. Tras la muerte del padre de Gabino, Aparicio Guillén, durante su velatorio se descubrió que la contratación de plañideros judíos había incumplido una prohibición, dejando al huérfano sin parte de su herencia. Ante esta situación, la madre de Gabino tuvo que recomprar las tierras para asegurar el futuro de su hijo, pero poco después, también falleció.
Guillén, vecino y amigo de Gabino, compartió su misma suerte al quedar huérfano. Juntos, encontraron consuelo en su mutua desdicha y decidieron compartir todo lo que tenían. Cada año, plantaban un árbol en su huerta como símbolo del tiempo que llevaban siendo amigos, y con el tiempo, estos árboles crecieron en número y tamaño, reflejando la fortaleza de su vínculo.
Ambos jóvenes eran conocidos por su generosidad y ayudaban a los ancianos criados con las cosechas de sus huertas. La solidaridad y el compañerismo eran los pilares de su amistad. Incluso después de la pérdida de sus padres, encontraron consuelo en la historia de los niños mártires, cuyo templo solían visitar en la primitiva capilla de San Justo y Pastor.

Sin embargo, una noche fatídica, una tormenta devastó sus huertas, dejándolos sin medio de vida. A pesar de los esfuerzos del capellán Pedro por ayudarlos, Gabino falleció mientras estudiaba en el colegio de los Doctrinos. La muerte de su amigo sumió a Guillén en una profunda melancolía, abandonando el trabajo en las tierras y pasando sus días en la capilla, donde finalmente también encontró la muerte.
La calle que una vez fue conocida como de los Dos Huérfanos pasó a llamarse de los Dos Amigos, en honor a la conmovedora amistad entre Gabino y Guillén. Su historia perduró en el tiempo y quedó plasmada en el plano de Pedro de Texeira en 1656. Aunque ya no estén entre nosotros, su legado vive en esta calle, recordándonos el valor del compañerismo y la solidaridad.