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«Emoción y Devoción: El Retorno de Jesús el Pobre en Semana Santa»

Ayer, Jueves Santo, 14 de abril, después de tres años de ausencia en las procesiones, la venerada imagen de Jesús el Pobre volvió a recorrer las calles de Madrid. La emoción y devoción se palpaban en el ambiente mientras miles de vecinos y visitantes se congregaban en la calle del Nuncio 14, en el corazón del Madrid medieval, para acompañar a dos de las imágenes más queridas: Nuestro Padre Jesús Nazareno, «El Pobre», y María Santísima del Dulce Nombre en su Soledad.

La Archicofradía de Jesús el Pobre, oficialmente conocida como «La Muy Ilustre, Primitiva y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Nazareno, ‘El Pobre’ y María Santísima del Dulce Nombre en su Soledad», tiene su sede en el histórico templo de San Pedro el Viejo. Fundada en 1940, esta cofradía es una de las más antiguas y devotas de Madrid, con una rica historia y una profunda conexión con la comunidad.

La Talla de Jesús Nazareno, «El Pobre»

La imagen de Jesús Nazareno, cariñosamente conocida como «El Pobre» para diferenciarla de «Jesús el Rico» (como se llama a la imagen de Jesús de Medinaceli), fue donada por María de la O Fernández de Córdoba y Moncada, la tercera esposa del Duque de Santiesteban y hermana del Duque de Medinaceli. La imagen llegó a la Iglesia de San Pedro el Real el 28 de agosto de 1756. Atribuida a Juan de Astorga y esculpida en talleres sevillanos, la talla representa a Jesús Nazareno en el momento en que Pilatos lo presenta al pueblo, después de haber sido flagelado y coronado de espinas.

El trono de Jesús es llevado por cuarenta y dos anderos y está decorado con cuatro candelabros en cada esquina. Su longitud y el tamaño hacen que sea difícil de maniobrar por las estrechas calles del centro de Madrid. Las flores que adornan el trono son rosas y claveles rojos, así como lirios morados. La imagen cuenta con un extenso ajuar de túnicas, aproximadamente 30, además de cordones, pelucas y coronas de espinas, lo que subraya la riqueza y el cuidado con el que se mantiene esta figura.

María Santísima del Dulce Nombre en su Soledad

La imagen de María Santísima del Dulce Nombre en su Soledad es una Virgen Dolorosa que sale en procesión bajo un palio de doce varales, decorado con numerosos cirios y flores en tonos rosa y blanco. Esta talla, creada en 1999 por la imaginera Lourdes Hernández Peña de Triana, fue restaurada por su autora en 2018. Aunque su paso es de mayor altura que el de Jesús el Pobre debido al palio, es más pequeño en longitud. Los anderos deben arrodillarse para poder sacar la imagen de la iglesia, un acto que añade solemnidad y esfuerzo a la procesión.

María Santísima del Dulce Nombre cuenta con un vasto ajuar que se cambia según la época del año: de luto en noviembre, inmaculada en diciembre, hebrea durante la Cuaresma, reina para cultos y procesiones, resurrección en Pascua, de mayo en el mes de María, corpus christi, estival en verano y del rosario en octubre. Este meticuloso cambio de vestimenta refleja la devoción y el respeto con el que se cuida a la imagen.

Historia y Significado

La Archicofradía de Jesús el Pobre y María Santísima del Dulce Nombre en su Soledad tiene un profundo arraigo en la comunidad madrileña. Fundada en 1940, su historia está marcada por momentos de devoción y fervor popular. Cada año, la procesión de Jueves Santo se convierte en un evento destacado en el calendario de Semana Santa, atrayendo a fieles y curiosos que desean participar en este acto de fe y tradición.

La imagen de Jesús el Pobre ha sido un símbolo de esperanza y consuelo para los madrileños. La procesión, que recorre las estrechas calles del barrio, es un recordatorio de los valores de humildad y sacrificio representados por la figura de Jesús Nazareno. La presencia de María Santísima del Dulce Nombre en su Soledad añade un componente de ternura y compasión a la ceremonia, evocando el dolor y la fortaleza de la Virgen María.

La Procesión de Jueves Santo

La procesión de Jueves Santo es un evento que requiere una preparación meticulosa. Los miembros de la cofradía, vestidos con túnicas de nazareno, portan las imágenes con un cuidado y devoción que conmueven a los espectadores. La música de las bandas, los cánticos y el sonido de los tambores crean una atmósfera solemne que acompaña el recorrido de las imágenes.

El trayecto de la procesión es cuidadosamente planificado para permitir que las imágenes pasen por las estrechas y sinuosas calles del centro histórico de Madrid. Los anderos, que llevan el peso de las imágenes sobre sus hombros, realizan un esfuerzo físico considerable, reflejando su compromiso y fe. La procesión es una demostración de la devoción popular y de la capacidad de la comunidad para unirse en torno a sus creencias y tradiciones.

Impacto Cultural y Social

El regreso de Jesús el Pobre a las calles de Madrid después de tres años de ausencia ha sido un acontecimiento de gran impacto cultural y social. La procesión no solo es un acto de fe, sino también una celebración de la identidad y las tradiciones madrileñas. La participación de miles de personas, tanto locales como visitantes, destaca la importancia de mantener vivas estas costumbres.

La procesión también tiene un impacto económico en la zona, atrayendo a turistas y generando actividad en comercios y establecimientos locales. La venta de recuerdos, la oferta de gastronomía típica y la organización de eventos relacionados con la Semana Santa contribuyen a dinamizar el barrio y a preservar su patrimonio cultural.

Conclusión

La procesión de Jesús el Pobre y María Santísima del Dulce Nombre en su Soledad es mucho más que un evento religioso. Es una manifestación de la devoción, la historia y la cultura de Madrid. Cada Jueves Santo, las calles del centro histórico se llenan de emoción y reverencia, mientras las imágenes recorren su camino, acompañadas por la fe de miles de personas.

Este acto de fe y tradición sigue siendo un punto de encuentro para la comunidad madrileña, uniendo a generaciones en torno a sus creencias y valores. El regreso de Jesús el Pobre a las calles de Madrid es un recordatorio de la importancia de preservar y celebrar nuestras raíces, manteniendo viva la llama de la devoción y la historia que nos define.

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