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Descubre las Enigmáticas Camas Cerradas: Un Viaje al Pasado

¿Sabías que existían camas cerradas? También conocidas como «cajas-cama», estas estructuras eran un tipo antiguo de mueble que apareció en la Edad Media y fue común en el norte y centro de Europa hasta el siglo XIX.

Las camas cerradas eran auténticos refugios de madera, cerradas por los cuatro lados. Para entrar, había que apartar unas cortinas, abrir una puerta con bisagra o deslizar una puerta corrediza. Algunas eran independientes y tenían patas cortas para evitar la humedad del suelo, mientras que otras se empotraban en un hueco en la pared, como se puede apreciar en varias pinturas costumbristas holandesas del siglo XVII.

Normalmente, delante de la cama se colocaba un arcón de roble, considerado un «asiento de honor». Este arcón no solo servía para subirse a la cama, sino también para guardar ropa y ropa de cama.

En las casas más humildes, donde solo había una habitación, la cama-caja ofrecía una apreciada intimidad. Además, ayudaba a mantener a las personas calientes durante el invierno y las protegía de animales domésticos como cerdos, cabras y gallinas que convivían con los humanos. Incluso servían como refugio contra lobos, que podían entrar en las casas y atacar a los más vulnerables.

Algunas camas-caja tenían dos niveles: en el más alto dormían los jóvenes. Este mueble fue esencial en las casas de campo y granjas hasta finales del siglo XIX. Estaban hechas de madera tallada y pintada, y eran el orgullo de la familia. Con el tiempo, se abandonaron por ser costosas de fabricar y por pasar de moda. En el siglo XX, las más hermosas se trasladaron a museos, mientras que otras se reutilizaron como aparadores, armarios e incluso vitrinas para el televisor.

Las camas cerradas son un fascinante testimonio de cómo vivían y se protegían nuestros antepasados. Hoy, estas reliquias nos recuerdan una época en la que la vida cotidiana giraba en torno a la calidez y la seguridad del hogar.

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