datos culturales

Las Faldas Varoniles: La Moda Revolucionaria de las Sufragistas

En una de nuestras visitas mensuales al Museo de Historia de Madrid, ubicado en la calle Fuencarral 78, Callejearte Madrid descubrió una fascinante tarjeta postal, un fotograbado iluminado de finales del siglo XIX, donde aparecían las señoras Soler y Torres luciendo un atuendo acompañado de una rima:

«Cine Embajadores:
Esta es la falda varonil
de sufragista de London
con este traje la mujer
reclama su emancipación.»

Intrigados por la escena y el mensaje, nos sumergimos en la investigación sobre la moda de las sufragistas. Estas pioneras de la emancipación femenina, principalmente las sufragistas inglesas de principios del siglo XX, utilizaban el lema «GWV» (Give Women Votes/Dad a las mujeres el voto) y se identificaban con colores simbólicos: verde (esperanza), blanco (pureza) y violeta (libertad y dignidad).

Aunque con el tiempo se ha creado una visión romántica de su historia, la realidad fue dura para estas activistas. Muchas sufrieron encarcelamiento, fueron forzadas a comer y recibieron golpes. Aunque pedían igualdad de derechos y garantías legales, no todas creían necesario imitar a los hombres para conquistar esos derechos. Mientras algunas consideraban la moda una perpetuación de la opresión femenina, muchas otras se negaban a renunciar a su estilo y feminidad, utilizando la ropa como una herramienta para difundir su mensaje.

El estereotipo de la mujer intelectual, vestida con ropa masculina y gafas, caricaturizada por los dibujantes de la época, fue contrarrestado con un vestuario práctico que permitiera a las mujeres participar en actividades de estudio, trabajo y ocio. La silueta de los vestidos se relajó, los corsés desaparecieron, y la longitud de las faldas se acortó, dejando al descubierto los tobillos, que se cubrían con botines acordonados. Las sufragistas empezaron a llevar blusas suaves, faldas ondulantes y recogían su cabello en moños sueltos, adornados con sombreros de flores. Utilizaban el broche de tres colores (verde, blanco y violeta) para reconocerse entre ellas.

Fue en 1928 cuando estas valientes mujeres lograron que se reconociera su derecho al voto en igualdad de condiciones que los hombres. Este hito también demostró que era posible ser competente y capaz sin renunciar al estilo personal deseado.

Deja un comentario