Efemérides

LA LOTERÍA LA INVENTÓ UN REY BORBÓN. 30 DE SEPTIEMBRE DE 1763

Los juegos de azar han atravesado a lo largo de la historia momentos de tolerancia y otros de prohibición. Ya en época de Juan I de Castilla (1387) se dictaron disposiciones contra ellos, renovadas en tiempos de Felipe II y a lo largo del siglo XVIII. Pese a ello, nunca se erradicaron del todo, considerados una plaga dañina para la moral pública, origen de disputas y ruinas familiares.

Consciente de esa realidad, Carlos III no solo quiso recaudar fondos, sino también encauzar esta práctica social y sacarla de la marginalidad. Así, el 30 de septiembre de 1763 se instituyó la Real Lotería, un monopolio real que consistía en apostar a cinco o más números que debían coincidir con los extraídos de una caja o arca.

La mecánica del sorteo

La caja contenía 90 bolas de marfil numeradas, vinculadas a los nombres de 90 doncellas del Colegio de las Desamparadas, el Real Hospicio o el Colegio de Monterrey. Aquellas jóvenes recibían una pequeña cantidad para su dote si su número resultaba extraído.

Las “extracciones” se celebraban en la Sala del Real Consejo de Hacienda, en presencia de sus ministros. Para participar, los jugadores acudían a la calle Santa María, junto a los Capuchinos de la Paciencia, donde estaba instalada la Real Lotería. Allí elegían cinco números, que se anotaban en una lista, y recibían un resguardo llamado rescuento, previo a la impresión del pagaré oficial —la “promesa”— con los números, el nombre de la doncella asociada y el sello de la Dirección de Loterías.

El primer sorteo tuvo lugar el 10 de diciembre de 1763. Los números ganadores fueron: 18, 34, 80, 51 y 81. El éxito fue tal que pronto se aumentó la frecuencia: dos sorteos más en 1811 y otros dos extraordinarios en 1817.

Un modelo importado de Nápoles

La idea procedía de Nápoles, donde Carlos III había reinado durante 25 años antes de llegar a España en 1759. Allí la lotería causaba auténtico furor, y en nuestro país se convirtió en un alivio económico para la Corona.

El rey reguló el juego con un decreto que prohibía otros entretenimientos de azar, como el faraón, la baceta, la carteta, el treinta y cuarenta, la flor o el parar. Solo la Lotería Real quedaba como vía legal y benéfica, pues los beneficios se destinaban a hospitales, hospicios y obras públicas.

En 1774, Carlos III reforzó esta política prohibiendo las loterías extranjeras.

De la Primitiva a la Nacional

La primera lotería guardaba semejanzas con la actual Primitiva. Se jugaba sobre 90 números de los que se extraían cinco, llamados extractos. Las apuestas podían ser:

  • Extracto simple: acertar un número.
  • Extracto determinado: acertar número y posición (primero, segundo…).
  • Ambo: acertar dos números.
  • Terno: acertar tres, la apuesta más suculenta, equivalente a lo que hoy llamamos “el Gordo”.

La cuantía de los premios era fija, calculada según la probabilidad de acierto. Para evitar pagos desorbitados, se aplicaba el sistema de “cerrado”: cuando un número estaba muy demandado, se bloqueaban nuevas apuestas sobre él.

Un fenómeno social

La popularidad fue enorme. En el sainete “El día de la lotería” (1791), se recrea la expectación de los vecinos en vísperas de un sorteo, con sueños, supersticiones (esmorfias) y esperanzas de cambiar de vida. De esa época procede la expresión “tirar la casa por la ventana”, nacida de una vecina que, creyéndose ganadora, arrojó sus muebles viejos antes de confirmar que había perdido.

La llegada de la Lotería Nacional

Con la Guerra de la Independencia, las arcas del Estado atravesaban dificultades. Fue entonces cuando, por iniciativa de Ciriaco González Carvajal, se creó en Cádiz en 1811 la llamada Lotería Moderna o Nacional, con billetes divididos en décimos para hacerla más accesible.

El primer sorteo se celebró el 18 de diciembre de 1811. Desde entonces, ya no era el rey quien pagaba los premios, sino la nación.

La Lotería Nacional, nacida en un contexto de guerra y revolución liberal, sigue viva más de dos siglos después como una de las tradiciones más arraigadas en España.

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