Efemérides

EL MATRIMONIO SECRETO QUE CAMBIÓ LA HISTORIA. MADRID, 8 DE ABRIL DE 1845

El 8 de abril de 1845, las Cortes reconocen oficialmente uno de los matrimonios más polémicos y comentados de la historia de España: el de la reina regente María Cristina de Borbón y el sargento Agustín Fernando Muñoz. Un amor nacido en los pasillos del Palacio de Oriente, que durante años fue secreto y objeto de chismorreos, coplas y escándalos. Pero también un vínculo que desafió convenciones, sacudió los cimientos de la corte y marcó una época.

Recién enviudada en 1833 tras la muerte de Fernando VII, María Cristina no tardó en enamorarse de un joven miembro de su Guardia de Corps. Se cuenta que él le ofreció su pañuelo cuando sangraba tras un accidente en su carruaje, o que respondió con galantería a uno de sus comentarios. Fuera como fuera, nació entre ellos una relación que no tardó en desembocar en una boda celebrada en secreto a las siete y media de la mañana, en el mismísimo Palacio Real. Ella tenía 27 años, él 24.

¿El problema? Si la unión se hacía pública, la regente perdería todos sus títulos y privilegios. Pero lo que no pudo ocultar fueron los embarazos: en plena regencia, María Cristina dio a luz a cinco hijos, a quienes enviaban discretamente a París, y el rumor del “matrimonio oculto” fue creciendo. Los carlistas no perdieron la oportunidad de burlarse con coplas que corrían por las calles:

Clamaban los liberales
que la reina no paría,
¡y ha parido más Muñoces
que liberales había!

La canción popular “María Cristina me quiere gobernar” se convirtió en el himno no oficial del escándalo, y aún hoy se canta sin que muchos recuerden su origen.

Pese a todo, el amor entre ambos fue duradero y fecundo: ocho hijos en total. Ya con Isabel II en el trono, se celebró una nueva ceremonia nupcial en 1844, y al año siguiente, el matrimonio fue reconocido por las Cortes. Agustín fue ennoblecido con el título de duque de Riansares y Grande de España.

Desde entonces, la pareja vivió a medio camino entre la política, los negocios y el exilio. María Cristina apoyó conspiraciones contra Espartero, lideró juntas en el extranjero y fue una figura influyente incluso desde fuera del país. En 1854, con la revolución de O’Donnell, llegó su exilio definitivo. La pareja se estableció en Francia, donde vivieron más de veinte años.

Ambos compartieron no solo la vida sino también una férrea vocación empresarial. Participaron en negocios de sal, ferrocarril, carbón, incluso esclavismo, y no dudaron en usar información privilegiada para enriquecerse. Como dijo el historiador Pierre de Luz:
«No existe en España un solo negocio industrial en que María Cristina o el Duque de Riansares no tomen parte.»

María Cristina murió en 1878. Quiso ser enterrada con su esposo en Tarancón, pero el protocolo pesó más: su tumba descansa en el Panteón de Reyes de El Escorial. Fue reina consorte, madre de reina, y abuela de rey.

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