Efemérides

El Obelisco del Dos de Mayo: Memoria de los Héroes de la Independencia

El Dos de mayo de 1808 no fue solo un levantamiento del pueblo madrileño contra las tropas napoleónicas, sino un acontecimiento con profundas repercusiones históricas, sociológicas y artísticas. Aquella jornada, el pueblo de Madrid se rebeló contra la ocupación francesa, iniciando un conflicto que marcaría el comienzo de la Guerra de la Independencia Española.

Para honrar la memoria de los caídos, se erigió un majestuoso monumento conmemorativo en el Campo de la Lealtad, lugar donde se fusilaron a muchos de los rebeldes por orden del comandante francés Joaquín Murat. La primera piedra se colocó en 1821, pero debido a los vaivenes políticos no se inauguró oficialmente hasta el 25 de marzo de 1840.

El levantamiento del Dos de Mayo: Origen de un símbolo

El 2 de mayo de 1808, las calles de Madrid fueron escenario de una revuelta popular cuando las tropas napoleónicas comenzaron a trasladar a los últimos miembros de la familia real. La tensión estalló frente a las puertas del Palacio Real, desencadenando violentos enfrentamientos entre los madrileños y los soldados franceses.

La respuesta de Murat fue brutal. El 3 de mayo, cientos de insurgentes fueron arrestados y ejecutados en el paraje de la Moncloa, un episodio inmortalizado por Francisco de Goya en su célebre pintura «Los fusilamientos del 3 de mayo». Al mismo tiempo, el alcalde de Móstoles, Andrés Torrejón, declaraba la guerra a Napoleón con un famoso bando que llamaba a la resistencia.

Un monumento a la lealtad y al sacrificio

El Obelisco del Dos de Mayo es una obra monumental de tres cuerpos, diseñada por el arquitecto Isidro González Velázquez. Su estructura, cargada de simbolismo, está formada por:

  1. Cuerpo Inferior:
    • Simula un panteón elevado sobre una base escalonada.
    • Destaca un sarcófago adornado con crespones y una inscripción que reza:
      «Honor a todos los que dieron su vida por España».
    • Una llama votiva arde permanentemente en recuerdo de los caídos.
  2. Cuerpo Intermedio:
    • De planta cuadrada, sostiene cuatro estatuas alegóricas de bulto redondo que representan los valores que guiaron a los héroes:
      • Patriotismo: un ángel guerrero.
      • Virtud: una figura femenina con escudo.
      • Valor: un guerrero con casco y lanza.
      • Constancia: una mujer apoyada en una columna.
  3. Obelisco Superior:
    • De forma piramidal, culmina el monumento con la inscripción «DOS DE MAYO» en su cara principal.

Un proyecto marcado por los vaivenes políticos

Aunque las Cortes de Cádiz propusieron en 1814 erigir un monumento a los héroes del Dos de Mayo, el proyecto quedó paralizado durante el sexenio absolutista de Fernando VII.

Con el inicio del Trienio Liberal en 1820, se reactivó la iniciativa y en 1821 se colocó la primera piedra. Sin embargo, el regreso del absolutismo tras el ahorcamiento del General Riego en 1823 volvió a frenar las obras. No sería hasta 1836, bajo la regencia de María Cristina de Borbón, cuando el proyecto se retomó definitivamente.

El monumento se completó en 1840, y los restos de las víctimas del levantamiento, que hasta entonces se encontraban en la Iglesia de San Isidro, fueron trasladados al Campo de la Lealtad. Más tarde, en 1909, se unieron los restos de los capitanes Daoiz y Velarde, símbolos de la resistencia madrileña.

La llama votiva y la reconciliación nacional

En 1985, con la llegada de la democracia, el monumento amplió su homenaje a todos los caídos por España, en cualquier época y bando. Ese año, el rey Juan Carlos I inauguró las obras de restauración del monumento, supervisadas por el arquitecto Joaquín Roldán Pascual.

El acto de reinauguración simbolizó un gesto de reconciliación nacional, con la presencia de miembros de ambos bandos de la Guerra Civil Española:

  • Por parte de la República, asistieron representantes de la Fraternidad Democrática de Militares del Ejército de la República y del Cuerpo de Carabineros.
  • Por el bando franquista, estuvieron presentes integrantes de la Agrupación de Mutilados por la Patria.

La presencia de ambos grupos reflejaba un deseo de cerrar las heridas del pasado y honrar conjuntamente a todos aquellos que, a lo largo de la historia, dieron su vida por España.

En 1840 queda acabado, inhumándose aquí los restos mortales de los fusilados que se hallaban en la iglesia de San Isidro, a los que se sumaron los de los héroes Daoiz y Velarde en 1909.

Con la llegada de la democracia se decidió que el monumento extendiera el homenaje a todos los caídos por España en cualquier época, sustituyendo los mecanismos de instalación de gas de la llama votiva que arde de continuo por un sistema más moderno. El 22 de noviembre de 1985 las obras de restauración y reordenación integral del monumento, proyectadas por el arquitecto Joaquín Roldan Pascual fueron inauguradas por el rey Juan Carlos I, a los diez años de su reinado.

 Al acto asistieron el presidente del Gobierno, Felipe González, las altas jerarquías de la nación y una representación de ex combatientes de ambos bandos de la Guerra Civil española. Hubo representantes de organizaciones de la República como la Asociación de Aviadores, la Fraternidad Democrática de Militares del Ejército de la República, o el Cuerpo de Carabineros; del bando franquista figuraron algunos integrantes de la agrupación Mutilados por la Patria. Miembros de uno y otro bando mostraron su satisfacción por el acto de «reconciliación definitiva» que simboliza para ellos el Monumento a los Caídos por España. De esta manera y mediante este acto, el monumento se homologaba a los numerosos memoriales levantados en todo el mundo con carácter de símbolo nacional y que toman frecuentemente el nombre de “Tumba del soldado desconocido». El Ayuntamiento de Madrid mantiene la atención continuada a su estado y disposición permanente para la celebración de los actos de homenaje.

El Dos de mayo de 1808 en Madrid no fue solo un enfrentamiento entre españoles y franceses, tuvo repercusiones históricas, sociológicas y artísticas.

Ese día, las tropas francesas se llevan a los últimos integrantes de la familia real, la reina María Luisa y el pequeño Francisco de Paul, entre protestas de la multitud que mira expectante ante las puertas de palacio.  La multitud es disuelta por un batallón de granaderos, se origina una violenta reacción del pueblo contra los franceses.

El 3 de mayo, el comandante francés y gobernador de Madrid, Joaquín Murat, cuñado de Napoleón, toma medidas represivas, castigando de manera sangrienta el levantamiento.  En la Moncloa son fusilados los que fueron apresados con armas en la mano. El mismo día, el alcalde de Móstoles. Andrés Torrejón, en un famoso bando declara la guerra contra los franceses.

Los sucesos se producen, hay levantamientos provinciales, se crean varias juntas, se suceden movimientos populares en muchas ciudades, pero no cuajan. Mientras el 6 de mayo, las denominadas abdicaciones de Bayona se suceden ante Napoleón. La corona símbolo de la monarquía, pasa de las manos del rey Fernando VII a las de su padre, Carlos IV y de éste a Napoleón, quien elegirá a su hermano José, como futuro rey.

 Tras terminar la contienda, ya fallecido el rey Fernando VII, se erigirá un monumento conmemorativo, organizado en tres cuerpos sobre un zócalo.

  • El cuerpo inferior planteado como panteón, elevado sobre base escalonado.
  • El central adornado con cuatro esculturas en cada frente
  • El superior, obelisco de planta cuadrada y remate apiramidado

El cuerpo inferior que mira hacia el Paseo del Prado, en un hueco cobija un simulado sarcófago entre crespones, en el frente opuesto un relieve escenifica el león de Francia pretendiendo devorar a España, ésta representado como un niño que sostiene el escudo de sus reinos y una lanza. Dos ánforas flanquean el hueco.

Bajo el ataúd, en el basamento, la leyenda “Honor a todos los que dieron su vida por España” y más abajo, en la cima de la escalinata, arde de continuo la llama votiva por los que dieron su vida por la patria.

Los frentes laterales contienen amplias lapidas:

  • En la lápida de la derecha se lee: las cenizas de las víctimas del dos de mayo de 1808 descansan en este campo de Lealtad, regado con su sangre. ¡Honor eterno al Patriotismo!
  • En la lapida de la izquierda: ¡A los mártires de la Independencia española, la nación agradecida, concluido por la Muy Honorable Villa de Madrid, en el año de 1840!

Coronando este cuerpo una cornisa con acroteras en los ángulos y el tondo con el relieve de los héroes Daoiz y Velarde de perfil y su nombre inscrito en el frente principal. En la otra fachada con el escudo de Madrid, los otros dos, coronas de laurel.

El cuerpo intermedio cuenta con un zócalo  octógono, sobre el que se levanta un volumen prismático de planta cuadrada, quedando suficiente espacio  para colocar cuatro estatuas clásicas de cuerpo entero y bulto redondo:  un ángel guerrero  en el frente principal y la inscripción  en su base: Patriotismo, a la derecha  una figura femenina con escudo con la leyenda: Virtud, a la izquierda un guerrero con casco, manto de león y lanza, dedicado al Valor y en el lado opuesto, otra mujer sujeta  a una columna y el título : Constancia.

Sobre ese cuerpo se levanta el obelisco, en cuyo frente principal y parte inferior aparece la inscripción: DOS DE MAYO.


Monumento urbano y escultórico, dedicado a la memoria de los héroes del Dos de mayo de 1808, levantado en el mismo lugar que luego será llamado Campo de la Lealtad, donde se fusilaron por orden de Murat a muchos de los considerados rebeldes.

Terminada la Guerra de la Independencia, las Cortes plantean en 1814 construir un homenaje a las víctimas. Pero la restauración de Fernando VII, el llamado “sexenio absolutista”, paraliza la propuesta, y no será retomada hasta el comienzo del Trienio Liberal, en 1820.

En ese momento se convoca un proyecto que gana el arquitecto Isidro González Velázquez y se coloca la primera piedra en 1821.  Al acabar el Trienio Liberal en 1823, ahorcado el General Riego, vuelve el Absolutismo, se vuelve a retomar en 1836 con la regencia de María Cristina de Borbón, se sigue el proyecto de Isidro González Velázquez y los modelos escultóricos de Esteban de Agreda que fueron tallados por José Tomas (el valor), Francisco Elías (la Constancia), Sabino Medina (la Virtud) y Francisco Pérez (el patriotismo).

Un símbolo eterno en el corazón de Madrid

Hoy en día, el Obelisco del Dos de Mayo se alza como un símbolo de libertad y sacrificio. Cada año, el 2 de mayo, la ciudad de Madrid rinde homenaje a los héroes que se levantaron en defensa de su patria.

Gracias a las continuas labores de mantenimiento a cargo del Ayuntamiento de Madrid, el monumento permanece como un lugar de memoria y reconocimiento, equiparable a otros memoriales internacionales como la Tumba del Soldado Desconocido.

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