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NACE EN EL PALACIO DEL BUEN RETIRO, LA PRIMERA NIETA DE FELIPE V. 31 DE DICIEMBRE DE 1741

El 31 de diciembre de 1741 nació en Madrid, en el palacio del Buen Retiro, la primera nieta de Felipe V e Isabel de Farnesio, primogénita del infante don Felipe, futuro duque de Parma y de la infanta María Luisa Isabel. Nada más venir al mundo, tal y como informó a los pocos días, la Gaceta de Madrid, la infanta fue bautizada en una de las estancias del palacio con el nombre de Isabel María Luisa Antonia.

Aunque fue una ceremonia de carácter privado, quedo inmortalizada en un inmenso cuadro ( 189 x 308 cm) pintado al óleo sobre lienzo, que gracias al dibujo preparatorio conservado en la Colección Rodríguez-Moñino-Brey, se sabe que fue realizado por Antonio González Ruíz, Pintor de Cámara. El cuadro constituye un documento de enorme interés por tratarse de uno de los escasos retratos de grupo de la familia real, realizados durante el reinado de Felipe V, y por ser la única vista que nos ha llegado del interior del palacio del Buen Retiro, que desde el incendio del Real Alcazár en 1734 se convirtió en la residencia oficial de los soberanos en Madrid.

La escena transcurre en el interior de una sala del palacio del Buen Retiro alhajada para la ocasión. En el centro, sobre una alfombra de gran tamaño, se colocó una pila bautismal de plata sobre un trípode, traía expresamente del guardajoyas real, en torno a ella aparecen los protagonistas de la ceremonia.

Los padres de la infanta Isabel fueron Luisa Isabel, que contrajo matrimonio por razones políticas, con 12 años, con su tío segundo Felipe, primo carnal de Luis XV. Su madre nunca fue feliz en España, era mucho más joven que su esposo, el protocolo de la corte española era muy riguroso y tedioso frente al de la corte francesa. Estaba sometida a las órdenes de su suegro Felipe V y del carácter dominante de su suegra, Isabel de Farnesio. Era un matrimonio condenado al fracaso.

La primera nieta de los reyes, nació cuando su madre tenia solo 14 años, era su primera hija. Madre e hija nunca se entendieron, siempre hubo un vacío entre las dos. La mala relación y el hecho de ser testigo del desastroso matrimonio de sus padres, ejercieron gran influencia en su futuro comportamiento.

Cuando tenia 7 años, se trasladó con su familia a Parma, donde su padre fue nombrado duque. Sus padres vivieron separados desde que el infante Felipe marchó al frente del ejército español en Italia, 1742. por lo que Isabel fue hija única durante diez años. Fue una joven melancólica, con un estado psíquico que empeoró con la muerte de su madre en 1759.

Cuando tenía 17 años, fue prometida al heredero al trono austríaco, futuro emperador José II, hijo de la emperatriz María Teresa, primero tercero de Isabel. Primero se realizo un matrimonio por poderes en la catedral de Padua, y después la boda en Viena en octubre de 1760. A pesar de ser una boda de estado, José se enamoró profundamente de Isabel. La infanta fascinó a su esposo y a toda la corte vienesa por su belleza, encanto, inteligencia y dotes musicales. Tuvo dos hijos y dos abortos.

Pero mientras José abrumaba a su esposa con pruebas de amor, ella se encerraba cada vez más en sí misma, se sumió en una melancolía profunda, solía pasar la mayor parte del tiempo con su cuñada María Cristina, archiduquesa de Austria, ambas estaban unidas por su interés por la música y un profundo amor mutuo, con largas cartas donde se revelaban sus sentimientos amorosos. En esta correspondencia, María Cristina mostraba un carácter alegre, pero Isabel mezclaba expresiones de cariño y de pesimismo, por su obsesión por la muerte. Hoy en día solo se conservan las cartas de Isabel, las de María Cristina fueron confiscadas a su muerte.

El deber de Isabel era dar un heredero varón sano al mundo, pero la infanta desarrolló una aversión hacia la posibilidad de un embarazo. En 1762, tras un embarazo depresivo y con problemas psíquicos, dio a luz a una hija, María Teresa, tuvo dos abortos a continuación, agravando sus circunstancias mentales, no tenía voluntad de vivir.

En 1763, enferma de viruela, y tras seis meses de embarazo, dio a luz a su hija María Cristina, que murió unas horas después del parto. Su madre muere una semana después. José no hallaba consuelo y no superó la muerte de su esposa, aunque volvió a casarse con la princesa María Josefa de Baviera, no tuvo felicidad ni hijos.

Isabel fue enterrada, junto con su pequeña María Cristina en la Cripta Imperial de Viena. Su hija María Teresa muere a los siete años de pleuritis. Con la muerte de su única hija, José se apartó cada vez más de la vida pública, incapaz de volver a trabar una relación con ninguna persona.

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