Efemérides

La Proclamación del Archiduque Carlos como Carlos III Desde el Balcón de la Casa de la Panadería el 6 de Julio de 1706

Estamos en plena Guerra de Sucesión Española (1701-1714), resultado de la ofensiva de los ejércitos de la Gran Alianza que apoyaban al pretendiente austriaco en su reclamación al trono de la Monarquía Hispánica, frente al pretendiente francés, Felipe de Anjou, Felipe V de Borbón, que había sido elegido como sucesor en el testamento del rey Carlos II de España, un mes antes de su muerte en 1700.

La ofensiva partió de Portugal y del Principado de Cataluña, donde Carlos III de España había fijado su corte en Barcelona. Cuatro años después, en su segunda entrada en Madrid, su estancia en la capital de la Monarquía fue corta debido a la falta de apoyo y la hostilidad que encontró. Un mes después de su proclamación como rey, abandonó la capital en dirección a Valencia. El 3 de agosto, las tropas borbónicas entraron de nuevo en Madrid, acompañadas por Felipe V, quien había abandonado la ciudad con su corte el 21 de junio ante la inminente llegada del ejército que apoyaba al Archiduque.

Tras su triunfo en Cataluña y Valencia, la prioridad del Archiduque era Madrid: «adelantarnos, cuanto antes, hacia nuestra real silla de Madrid, para acabar con las calamidades y desastres de la presente guerra».

«Carlos Tercero es rey verdadero de toda España, que empieza a reinar en Cataluña y España empuña contra los ‘Gallos’ (los franceses) que quieren cantar.»

La ofensiva sobre Madrid se realizó por dos ejércitos aliados que se unieron en Guadalajara. El primer ejército, encabezado por el propio Archiduque, salió de Cataluña, ocupó el Reino de Aragón y fue proclamado rey en Zaragoza el 26 de junio tras jurar respetar sus fueros. El segundo ejército partió de Portugal, tomando Alcántara y Ciudad Rodrigo. Cuando Felipe V conoció el avance del ejército aliado, abandonó la capital el 21 de junio. La entrada del Archiduque en Madrid tuvo lugar a finales de junio sin combate alguno. Fue proclamado rey de España y el cardenal Portocarrero celebró un Te Deum en la catedral.

Pronto el recién proclamado rey se percató de que su presencia en la Corona de Castilla levantaba muchos recelos. Solo nueve nobles le prestaron obediencia, junto con tres notables y 15 miembros del alto clero. Muchos otros nobles no acudieron a jurar fidelidad al nuevo rey, a pesar de estar hartos de los franceses y de las intrigas de la Princesa de Ursinos, pero temían por su honra y su vida.

Carlos III no encontró apoyos en Madrid. Esto, sumado a los problemas de abastecimiento de víveres para el ejército, lo decidió a abandonar Madrid a finales de julio en dirección a Valencia, pasando por Toledo, donde encontró apoyo de la reina viuda, su tía, Mariana de Neoburgo.

El 3 de agosto, los borbónicos volvieron a Madrid y se dedicaron durante tres días al saqueo y al robo de las casas de los acusados, ya tuvieran razón o no, de ser austracistas. Escuadras de soldados seguidas por la plebe traían listas de los traidores, pero muchos inocentes también padecieron. La turba entraba en casas, saqueaba, tomaba plata y dinero, desnudaba paredes y echaba cuanto había por las ventanas.

A esta represión indiscriminada siguió la represión oficial. El 7 de agosto, en la Plaza Mayor de Madrid, se quemó el pendón utilizado en la proclamación del Archiduque Carlos, así como un retrato suyo. Felipe V decretó la persecución, destierro y confiscación de todos los bienes de los partidarios del Archiduque.

El fracaso de la entrada del Archiduque en Madrid puso en evidencia la fidelidad de los castellanos, desarmados y sin ejército, a la causa borbónica. También mostró la inutilidad de ocupar Madrid sin dominar Castilla, ya que de allí procedían los abastecimientos que el ejército aliado necesitaba para permanecer en la capital. Ninguna ciudad castellana se proclamó a favor del Archiduque. Así, cuando llegaron a Valencia, el ejército del Archiduque exclamó: «Estamos en nuestra tierra», y es que «todo lo que le aborrecían las Castillas, le amaban los reinos de la Corona de Aragón».

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