Efemérides

La Abdicación de Isabel II: Un Paso hacia el Futuro con Alfonso XII, 25 de Junio de 1870

Tras el movimiento liberal conocido como «La Gloriosa» en 1868, la reina Isabel II fue destronada. Tenía solo 38 años y no regresaría a su patria salvo en contadas ocasiones. La insistente campaña para que la reina abdicara finalmente llevó a su renuncia en favor de su único hijo varón, Alfonso, el 25 de junio de 1870.

Mientras tanto, el General Juan Prim logró que su pupilo, el duque Amadeo de Saboya, fuera elegido rey constitucional. La reina fue informada de esta votación el 16 de noviembre en su Palacio de Castilla en París. En aquella votación que encumbró a un rey extranjero, el diputado Cánovas del Castillo depositó su papeleta en blanco, esperando su momento.

Cánovas del Castillo se convirtió en el líder de los alfonsinos. Mientras en España se sucedían acontecimientos como el abandono del trono de Amadeo I, la efímera Primera República, un golpe de Estado y un gobierno militar de dudosa legalidad, Cánovas iba formando a don Alfonso, convirtiéndolo en un monarca constitucional similar al británico, preparando el terreno para que fuera aceptado.

El 6 de enero de 1875, Alfonso XII partió de París rumbo a España. Durante este tiempo, España había vivido el breve reinado de Amadeo I de Saboya, proclamado rey por las Cortes, y Prim había logrado su objetivo, aunque le costó la vida en un atentado ocurrido en la calle del Turco el 31 de diciembre de 1870.

El 29 de diciembre de 1874, el general Arsenio Martínez Campos se levantó en armas cerca de Sagunto y proclamó rey a Alfonso XII en medio de la Tercera Guerra Carlista. España anhelaba un poco de orden y se volcó en apoyar al joven rey, mientras Cánovas fue nombrado presidente del Consejo de Ministros.

Isabel II, que se había arrepentido de su abdicación y más de una vez amagó con retractarse, soñaba con regresar al menos a su patria. Sin embargo, Cánovas tenía muy claro que Isabel II era un problema para la corona, pues los españoles estaban cansados de sus escándalos, intrigas, corrupción y titubeos al abdicar. Todos los Borbones podían regresar, menos ella. Isabel II no era solo una persona, sino una representación de una época histórica que el país necesitaba dejar atrás. Alfonso XII comprendió muy bien esta necesidad.

Para Isabel II no fue fácil aceptar esta decisión. Se produjeron situaciones tan absurdas como la oferta de su sobrino Carlos VII, quien luchaba contra Alfonso XII, de alojarla en las localidades bajo su control en el País Vasco y Navarra. Afortunadamente, Isabel II no aceptó dicha oferta.

Cánovas no quería que la reina pusiera un pie en España. Se barajaron posibles residencias, como la isla de Mallorca en el Castillo de Bellver, pero Isabel II no aceptó. Se habló de Barcelona, Sevilla e incluso El Escorial, pero nunca de Madrid. Cuando la reina pisó suelo español en julio de 1876, tenía 45 años. Llegó en barco a Santander y en septiembre se dirigió a la meseta, pero fue alojada en El Escorial. Solo pudo visitar la capital unas horas el 13 de octubre.

Posteriormente, se trasladó a Sevilla, a los Reales Alcázares, donde viajaría con cierta frecuencia en los años siguientes. Finalmente, en 1877, la reina regresó a París, separándose para siempre de sus hijos. Isabel II murió en París el 9 de abril de 1904. Al abdicar, no solo perdió la corona, sino también su patria.

En esta imagen de la Ilustración Española y Americana del 13 de julio de 1870, se observa el salón del Palacio de Castilla donde la reina Isabel II, desterrada desde 1868 y acompañada de su pequeña corte en el exilio, leyó el manifiesto y el acta de abdicación en favor de su hijo Alfonso XII el 25 de junio de 1870, renunciando así desde ese momento a ser reina de España.

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