El Recinto Ferial de la Casa de Campo, vestigio de la antigua Feria del Campo, ocupa tres de los cerros de la cornisa derecha del Manzanares: El Retamar, El Almendro y Cachadizas. Estos terrenos, limitados por el Arroyo de Luche al sur y el Arroyo de los Meaques al norte, eran antiguos cazaderos de Felipe II.
Todo comenzó en 1948, cuando el Gobierno decidió revivir los certámenes que se habían realizado en las exposiciones de 1926 y 1930 en la Casa de Campo. Esta nueva feria no solo sería ganadera, sino que incluiría productos del campo en general.
El proyecto arquitectónico fue encargado al santanderino Francisco de Asís Cabrero Torres-Quevedo, sobrino del famoso ingeniero e inventor Leonardo Torres-Quevedo. Como jefe de la Oficina Técnica de la Obra Sindical del Hogar, trabajó junto a Jaime Ruiz Ruiz para organizar el conjunto de pabellones y trazar nuevos itinerarios.
El éxito del certamen llevó a la firma de un contrato entre Patrimonio Nacional y la Organización Nacional de Sindicatos en 1951, arrendando una parcela de 670,000 m² de la Casa de Campo por 30 años a un precio anual simbólico de 1675 pesetas. A partir de entonces, los certámenes se celebraban cada dos o tres años durante mayo y junio.
La Feria del Campo se dividía en pabellones que representaban a las provincias españolas a través de la Cámara Oficial Sindical Agraria, creada en 1947. Los países extranjeros también estaban representados, así como los Ministerios y los Pabellones Especiales como el de los Exágonos. La mayoría de los pabellones se montaban para un solo certamen y se derribaban al terminar la feria. Los de mayor valor arquitectónico se conservaban para la siguiente feria con retoques o añadidos.
Los edificios se construían con sistemas tradicionales, evitando el uso del acero, escaso y caro en aquellos momentos. Respetando el entorno natural, se adaptaban a los restos conservados de las exposiciones ganaderas de los años treinta.
La Feria del Campo vivió 25 años, desde el 27 de mayo de 1950 hasta 1975. Con la apertura del Recinto Ferial Juan Carlos I en 1991, las celebraciones se trasladaron progresivamente a las nuevas instalaciones.
Desde 1985, se derribaron pabellones en desuso para evitar la ocupación por sectores marginales de la población y recuperar el estado primitivo de la ladera. En 1997, el recinto se calificó como Área de Ordenación Especial, avanzando en la conservación del valor paisajístico y arquitectónico del recinto. Solo se catalogaron tres edificios: el Pabellón de los Exágonos y el Pabellón de Cristal con protección integral, y la Escuela de Hostelería con protección estructural.
Un sentido recuerdo a una feria que evoca mi infancia. Si queréis saber más, podéis seguir este:
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