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La Efímera Celebración del Regreso de Isabel II, 18 de Febrero de 1852

En esta imagen, revivimos el efímero monumento erigido en la Puerta del Sol el 18 de febrero de 1852 para conmemorar el regreso de Isabel II. Este monumento, que costó 78.000 reales a los madrileños, solo estuvo en exhibición durante 10 días. En segundo plano, se distingue la iglesia del Buen Suceso, con el reloj que luego se trasladaría al edificio de Gobernación. La fotografía es de Clifford, de la Biblioteca del Palacio Real.

Después de dos intentos fallidos, la reina Isabel II dio a luz el 20 de diciembre de 1851 a Isabel de Borbón y Borbón. La paternidad de don Francisco de Asís Borbón, rey consorte, fue objeto de especulación, ya que se rumoreaba que el verdadero padre era don José Ruíz de Arana y Saavedra, duque de Baena, amante de la reina entre 1850 y 1856. Por este motivo, la infanta fue apodada «la Araneja», y se convirtió en la primera Princesa de Asturias, independientemente de su género, según un decreto de su madre del año anterior.

El alumbramiento estaba programado para ser presentado ante la Virgen de Atocha el 2 de febrero de 1852, con una misa de purificación. Sin embargo, durante el trayecto hacia la iglesia, la reina fue atacada por un cura trastornado, Martín Merino, que no logró herirla gracias a los bordados y ballenas de su manto y corse. Cinco días después, el cura fue ejecutado, aunque la reina intentó interceder en su favor.

Los festejos por el nacimiento de la Princesa de Asturias quedaron pospuestos debido al atentado, pero una vez superado, se celebró el regreso y recuperación de la reina. Las modestas celebraciones iniciales se volvieron más ostentosas, y el Ayuntamiento decidió erigir una serie de arquitecturas efímeras en el recorrido ceremonial.

El monumento en la Puerta del Sol, diseñado por Martín López Aguado y financiado por los ciudadanos de la capital, destacó entre las construcciones. La figura de la reina, esculpida por Nicolás Fernández de la Oliva, estaba protegida por cuatro soldados, reflejando su imagen como una monarca respaldada por su pueblo.

El Salón del Prado también albergó un monumento, diseñado por la Escuela de Arquitectos de Madrid, con un esquema similar al de la Puerta del Sol. Varias instituciones civiles y militares contribuyeron con magníficos ejemplos, con referencias al periodo de Isabel La Católica, que se asociaban constantemente a Isabel II.

Esta efímera celebración resaltó el papel crucial de los eventos festivos en la configuración de la imagen real.

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