El 13 de febrero de 1967 marcó un hito en la historia del arte y la investigación. En la Biblioteca Nacional de España, un investigador norteamericano, Jules Piccus, descubrió dos cuadernos manuscritos de 700 páginas llenos de anotaciones, dibujos y bocetos atribuidos a Leonardo da Vinci. El anuncio de este descubrimiento extraordinario llegó a la portada de The New York Times al día siguiente, generando un gran revuelo y desatando tanto el interés como la polémica en todo el mundo.
Para entender cómo llegaron estos preciados manuscritos a la Biblioteca Nacional de España, debemos remontarnos al siglo XVII. En esa época, Madrid se había convertido en un centro de conocimiento técnico y científico, atrayendo a una multitud de expertos de diversas disciplinas de toda Europa. En este contexto de efervescencia intelectual, se crearon los códices de Leonardo.
Según los relatos históricos, tras la muerte de Leonardo en 1519, sus manuscritos fueron heredados por su discípulo Francesco Melzi, quien los mantuvo en su casa en Milán. Sin embargo, tras varias peripecias, estos valiosos documentos terminaron en manos del orfebre milanés Pompeo Leoni, quien los llevó a España a finales del siglo XVI.
El destino de los códices luego pasó a manos de Juan de Espina, un destacado cortesano madrileño, quien los conservó en su casa junto con una impresionante colección de arte y curiosidades. Después de varios avatares, los manuscritos finalmente llegaron a la Biblioteca Real, donde fueron catalogados y archivados.
Sin embargo, el tiempo y los cambios políticos trajeron consigo la pérdida de estos preciosos documentos en los vastos estantes de la biblioteca. Durante más de un siglo y medio, los códices permanecieron olvidados hasta que Jules Piccus, con su aguda curiosidad y determinación, logró redescubrirlos en 1967.
El descubrimiento de Piccus desencadenó una serie de eventos que incluyeron acusaciones de sensacionalismo y controversia sobre quién merecía el crédito por el hallazgo. Miguel Bordonau, director de la Biblioteca Nacional, intentó calmar la situación, afirmando que el descubrimiento había sido simplemente una cuestión de encontrar documentos que se habían extraviado en la biblioteca.

Sin embargo, otras versiones de la historia sugieren una trama más compleja. El experto francés en Leonardo, André Corbeau, desempeñó un papel crucial en la búsqueda de los códices, y fue gracias a él y a otros individuos clave que los documentos fueron redescubiertos. La historia detrás del redescubrimiento de los códices de Leonardo es tan fascinante como los propios documentos, llena de intrigas, rivalidades y giros inesperados.

A pesar de los desafíos y obstáculos en el camino, el legado de los códices de Leonardo ha perdurado a lo largo de los siglos, inspirando a generaciones de artistas, científicos e investigadores. Su redescubrimiento en la Biblioteca Nacional de España no solo agregó una nueva página a la historia del arte, sino que también reavivó el interés en la vida y obra de uno de los genios más grandes de todos los tiempos.
El impacto de este hallazgo continúa resonando en la comunidad académica y en el mundo del arte, recordándonos la importancia de preservar y proteger nuestro patrimonio cultural para las generaciones futuras.
