la Joyería Aldao, con la cuarta y quinta generación continúan el centenario negocio familiar aunando tradición, artesanía e innovación desde su reciente, nueva y única ubicación, en la calle Argensola nº 20 y 22, en uno de los edificios con entradas de viviendas mas espectaculares de todos Madrid.
Pero vamos a hacer un viaje en el tiempo. Manuel Fernández Aldao Balbis, aprendió el oficio con 11 años de su padre, joyero en La Coruña. Al quedar huérfano siguió con el negocio, decide entonces embarcarse en un viaje a Venezuela, y se especializa en esmeraldas. Cuando vuelve a España en 1911, monta una pequeña joyería en esta calle de la Sal, nº 2 al 8. La calle que salía de la Plaza Mayor, había sido mercado de la sal en el siglo XVII y desde finales del XIX principios del XX contaba con negocios tan emblemáticos como la Antigua Relojería, con su autómata inspirado en el dibujante Antonio Mingote y El Gato Negro, la tienda de las lanas de Madrid desde 1915.
Siete años después, en 1919, cuando los principales comercios aún se encontraban en la calle Caballero de Gracia, Aldao decidió apostar por la entonces en desarrollo Gran Vía de Madrid, antes conocida como Avenida de Conde de Peñalver. A pesar de las críticas, fundó el 14 de marzo de 1921 la Platería y Joyería López y Fernández en el número 8 de esta avenida, con entrada trasera en la calle Caballero de Gracia número 7, junto a las Tapicerías Peñas, ya que ambas familias estaban emparentadas.
Este suntuoso comercio, de estilo Luis XVI adaptado al siglo XX, mantuvo el nombre hasta 1931, cuando pasó a ser «Manuel Fernández Aldao, sucesor de López y Fernández» tras el fallecimiento de José López. En 1931, en un sector predominantemente masculino, la hija de Manuel, Antoñita Fernández-Aldao, comenzó a trabajar en el negocio, a pesar de que en aquel entonces estaba mal visto que una mujer trabajara. Sin embargo, dedicó 73 años al negocio y recibió la Medalla al Mérito en el Trabajo en 2003.
Destacándose por su amplia variedad de artículos en plata, oro, piedras preciosas y perlas, la Joyería Aldao se hizo conocida por su gran selección de copas de deporte. A lo largo del tiempo, varios de los nietos y bisnietos del fundador se han unido al negocio familiar, algunos con estudios en Derecho y Economía. Además de la joyería en Gran Vía, cuentan con dos espacios dentro de El Corte Inglés en Madrid, así como una importadora de piedras preciosas y una fábrica de joyas.
Para adentrarse aún más en la historia de estos comercios de la Gran Vía, María Reig lanzó en 2019 su última novela «Papel y Tinta», una obra literaria que ofrece un paseo por el Madrid de principios del siglo XX y menciona la Joyería Aldao en la calle Conde de Peñalver.
Hoy en día, la sede de la Joyería Aldao, conocida como la «joyería de los reyes», ha sido transformada en el Museo Gran Vía 15, con el objetivo de cambiar la forma en que el arte llega a los ciudadanos. Este museo combina instalaciones artísticas contemporáneas con un showroom donde se pueden adquirir objetos de producción nacional. Conservando los suelos y mármoles originales, el nuevo museo ofrece a los visitantes acceso a dos espacios anteriormente no accesibles al público: el despacho familiar y la antigua cámara donde se guardaban las joyas más valiosas. Estos espacios narran la historia de la familia Aldao y de los diversos artistas que han pasado por el Museo Gran Vía 15. La primera exposición en solitario de Okuda San Miguel, «Walking Live», fue una instalación interactiva presentada en este museo.





