El Museo del Prado conmemora los 150 años del fallecimiento de Eduardo Rosales Gallina, figura destacada en la pintura del siglo XIX. En esta ocasión, honramos la memoria de otro gran pintor de la misma época y con presencia en el Prado: Dióscoro de la Puebla Tolín. Su legado artístico, marcado por una amplia temática y variedad formal, lo consagró como un referente en la pintura histórica.
Nacido en Melgar de Fernamental, Burgos, en 1831, compartió una formación similar a la de Rosales bajo la tutela de José de Madrazo en San Fernando. Tras una estancia en Roma y París, regresó a España, donde se destacó como profesor y recibió reconocimientos como la encomienda de Isabel la Católica y la de Carlos III.
Su dedicación a la pintura histórica lo llevó a crear obras emblemáticas, como «Las hijas del Cid», expuesta en el Museo del Prado. Este cuadro, que retrata un episodio trágico del Cantar del Mío Cid, refleja la maestría de Puebla en el dibujo, el modelado y el uso de la luz, influenciado por el idealismo nazareno.
Aunque su obra no goza del mismo reconocimiento que la de sus contemporáneos como Pradilla o Fortuny en la actualidad, Dióscoro de la Puebla merece ser recordado como uno de los grandes pintores del siglo XIX. Su legado perdura en el Museo del Prado, donde sus obras continúan cautivando a los visitantes con su belleza y profundidad histórica.

