Situado en el corazón de la Puerta del Sol, el edificio de la Casa del Cordero, construido en 1846, guarda secretos fascinantes que lo convierten en una joya arquitectónica única en Madrid.

Inicialmente erigido en el emplazamiento del antiguo convento agustino de San Felipe el Real y el famoso Mentidero de la Villa, su nombre peculiar proviene de su promotor, Santiago Alonso Cordero, un leonés conocido por su atuendo tradicional de «maragato».

Cordero, un destacado político y empresario, obtuvo una fortuna inesperada al ganar la Lotería de Navidad, lo que le permitió adquirir un vasto terreno en la ciudad. Se especula que esta ganancia monumental pudo haber estado vinculada a maniobras políticas, pero la versión oficial atribuye su suerte al azar del sorteo.

El edificio, diseñado por el arquitecto Juan José Sánchez Pescador, se convirtió en un símbolo de lujo en Madrid. Con una disposición de siete edificios unificados, ofrecía una amplia gama de apartamentos de alta calidad y locales comerciales. Sus características innovadoras, como baños privados y amplios patios interiores, lo destacaron como una residencia exclusiva en su época.

A lo largo de los años, la Casa del Cordero ha sido testigo de numerosas transformaciones. Desde la casa de huéspedes «La Vizcaína», frecuentada por figuras como el escritor Hans Christian Andersen, hasta el Gran Bazar de la Unión y el Café Nuevo Pombo, ha albergado una variedad de negocios y establecimientos que han dejado su huella en la historia de Madrid.

Hoy en día, el edificio sigue siendo un punto de interés en la Puerta del Sol, con negocios como el Almacén Pontejos que continúan operando desde hace más de un siglo. Aunque ha experimentado cambios y divisiones a lo largo del tiempo, la Casa del Cordero sigue siendo un símbolo de la rica historia y la arquitectura urbana de Madrid del siglo XIX.