En el corazón de Ciudad Lineal, entre calles con nombres evocadores como Misterios, Sambara y Zigia, se esconde una historia singular: la de la Colonia Benéfica Belén, un conjunto de viviendas levantadas con esfuerzo y solidaridad por los propios obreros que las habitarían.

Un proyecto solidario con sello arquitectónico
El origen de la colonia se remonta a un proyecto altruista impulsado por la Real Congregación de Arquitectos de Nuestra Señora de Belén en su Huida a Egipto, una asociación benéfica vinculada al Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid. Esta institución se encargó de los planos sin coste alguno, con la dirección de los arquitectos Gaspar Blein y Luis Laorga.
Lo que hacía especial a estas viviendas era su sistema de construcción: los propios obreros dedicaban sus domingos a levantarlas, lo que les valió el apodo de «casas domingueras». Para poder trabajar en ellas sin faltar a sus deberes religiosos, obtuvieron un permiso especial del obispo de la diócesis, que los eximía del descanso dominical siempre que asistieran a la Santa Misa.
Además, para garantizar la equidad, todas las casas se construían siguiendo el mismo diseño y luego eran sorteadas entre los trabajadores, evitando así diferencias entre unas y otras.

Una colonia con identidad propia
En su fase inicial, la colonia contaba con 24 viviendas dispuestas en dos hileras a lo largo de la calle Benéfica Belén, cada una con un pequeño patio. Con el tiempo, el proyecto creció, incorporando nuevas manzanas en calles como Florencio García, Avellana, Eider, Cormorán y Zigia.
La inauguración de la colonia no pasó desapercibida: fue visitada por el entonces ministro de la Gobernación, Blas Pérez González, reflejando la importancia social de la iniciativa.
Más allá de Ciudad Lineal: la expansión del modelo
El éxito del proyecto llevó a la Real Congregación de Arquitectos a desarrollar una colonia similar en San Blas, ambas impulsadas por la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, situada en la emblemática Cruz de los Caídos (cruce de Alcalá con Arturo Soria).
Hoy, aunque la colonia ha cambiado con el paso de los años, su historia sigue siendo un ejemplo de cooperación, esfuerzo y urbanismo social en Madrid.