Cuando caminamos por Madrid, muchas veces pasamos por alto detalles que esconden historias de otros tiempos. Uno de estos vestigios son los guardacantones, elementos discretos pero fundamentales en el urbanismo del pasado. Estas piezas, aún visibles en algunas calles de la ciudad, protegían esquinas, portales y monumentos de los impactos de carruajes y carretas.
¿Qué es un guardacantón?
Según la RAE, un guardacantón es un poste de piedra usado para proteger las esquinas de los edificios de los daños ocasionados por el paso de vehículos. También se colocaban en los laterales de las puertas para evitar golpes con los ejes de los carros. Eran una solución ingeniosa y sencilla para preservar las construcciones de la época.
En la Madrid de antaño, con sus calles llenas de carruajes de tracción animal, los guardacantones eran esenciales. Generalmente hechos de piedra dura y con formas redondeadas, a menudo se reutilizaban materiales como miliarios romanos o incluso cañones viejos procedentes de naufragios o desguaces de barcos.

Variedades y usos
Los guardacantones no solo servían como protección; muchos de ellos estaban decorados con detalles como:
- Bolas o caracoleos sobre una base cuadrada.
- Cadenas de hierro que conectaban varios guardacantones, formando recintos para proteger monumentos o edificios.
- Materiales como piedra, mármol o incluso metal fundido.
Un ejemplo curioso es una pieza de hierro fundido recientemente recuperada en Cádiz, fechada en 1899. Aunque su uso decayó con la urbanización y la construcción de aceras, los guardacantones permanecen como un recuerdo de tiempos pasados.

Guardacantones en Madrid: historias en cada esquina
Madrid conserva algunos ejemplos notables que incluso han dado nombre a calles:
- Calle de la Bola: Situada en el barrio de Palacio, debe su nombre a una esfera de granito que protegía un guardacantón en una de sus esquinas. Este detalle aparece en el plano de Espinosa de los Monteros de 1769.
- Calle Rompelanzas: Esta calle, conocida como la más corta del casco histórico de Madrid, está situada cerca de la Puerta del Sol. Era un antiguo atajo para caballerías cuyo irregular pavimento provocaba que los carruajes rompieran sus lanzas (la viga entre los caballos y el carro), de ahí su nombre. En esta calle, aún se conserva un guardacantón que destaca en la esquina del edificio.

Vestigios de una era que se fue
Aunque los guardacantones han caído en desuso, todavía pueden encontrarse en rincones de Madrid y otras ciudades españolas, como un testimonio de la evolución urbana y la vida en el pasado. Al pasear por las calles, merece la pena detenerse a observar estas pequeñas reliquias que narran historias de otro tiempo.
