En la «Lista Roja» de la Asociación «Hispania Nostra», que incluye más de 1.300 monumentos españoles en riesgo de desaparición, destrucción o alteración, se encuentra la Casa-Asilo Goicoechea e Isusi.

Esta obra, realizada por Secundino Zuazo, hoy en día presenta grafitis multicolor en su fachada y una pequeña valla de alambre forrada de lona verde, también cubierta de pintadas. En su frontispicio aún puede leerse «Fundación Goicoechea Isusi, 1924». El interior está apuntalado y requiere revisiones periódicas, pero el edificio no está protegido.

Ramona de Goicoechea e Isusi, una rica burguesa vinculada a la aristocrática casa de Llanero por su matrimonio con Baldomero Murga, gestionó con éxito la fortuna familiar, ampliándola y practicando activamente la filantropía. Tras su muerte en 1922, legó parte de su capital a obras de beneficencia, incluyendo la Fundación Casa-Asilo Goicoechea e Isusi. El edificio se completó en julio de 1926 y fue reinaugurado como Asilo para los Inválidos del Trabajo Manual e Intelectual por Isabel de Borbón. Fue uno de los primeros asilos para mujeres inválidas del trabajo, y en su inauguración participaron el obispo de Madrid-Alcalá y el presidente de la Diputación madrileña, entre otras autoridades. La fundación, rebautizada como Castresana, sigue desempeñando una encomiable labor en beneficio de la ciudadanía.

En 2021 se intentó comprar el edificio por 2.5 millones de euros a través del Plan de Inversiones Financieras Sostenibles, pero el Gobierno municipal consideró la compra y restauración inviables debido a su costosa rehabilitación. Los propietarios actuales alegaron que su nivel de protección era demasiado elevado y solicitaron la desprotección del edificio para poder edificar en la parcela. El barrio tiene una historia dispar, con múltiples quintas de recreo de aristócratas que convivían con una masa asalariada y humilde de obreros industriales.

Sobreviven pocos restos de viviendas, principalmente neomudéjares, además de numerosas fundaciones asistenciales, escuelas y hospitales. La Fundación Casa-Asilo Goicoechea e Isusi se encargó de restaurar el antiguo asilo para mujeres trabajadoras. Con una parcela de 2.928 m2, antiguamente ajardinada, y una superficie construida de 1.575 m2, el edificio se distribuye en tres niveles con planta rectangular que se amplía en los laterales respecto a su cuerpo central, y cuenta con una capilla en su parte trasera con ábside semicircular. Es de estilo ecléctico con reminiscencias del Neoclasicismo y Barroco.

Originalmente construido en 1890 como hotel para la aristocracia, estaba estratégicamente situado en la carretera de acceso a Madrid, en Carabanchel Bajo. La zona contaba con abundantes fincas de recreo, de las cuales solo subsisten unas pocas. Con su adquisición para convertirlo en asilo, su exterior fue rediseñado por el arquitecto Secundino Zuazo, quien también proyectó la Casa de las Flores y el Palacio de la Música.

La Guerra Civil causó serios estragos en múltiples edificios de los Carabancheles, pero el asilo no sufrió daños. Posteriormente, se limitó a la asistencia de mujeres mayores con discapacidad. Cerró sus puertas en los años 80 y desde entonces ha sufrido los efectos de la ocupación.