Desde el 11 de abril de 2022, un imponente tótem de más de 6 metros de altura domina la entrada a la Estación de Cuatro Caminos del Metro de Madrid. Este monumento rectangular, que replica los colores originales del suburbano, rojo y blanco, está coronado con el antiguo rombo característico del metro, rindiendo así homenaje al emblemático tótem que adornaba esta estación a principios del siglo XX y que desapareció hace más de 85 años. Su resurgimiento es un hito que enriquece el patrimonio histórico de la ciudad.
La reconstrucción de este monumento tiene como propósito recuperar un elemento distintivo del paisaje urbano madrileño y resaltar la importancia histórica de la Estación de Cuatro Caminos en la red del metro. En su origen, el tótem servía como un anuncio visual de la parada, destacando por su imponente presencia y su iluminación nocturna, lo que lo convertía en un punto de referencia tanto para los viajeros como para los transeúntes.
El diseño y la construcción de este nuevo tótem estuvieron a cargo de la empresa Godoy Maceira, especializada en cantería y reconocida por su meticulosa labor en la reproducción de elementos arquitectónicos históricos. Inspirado en el metro de París, el tótem de Cuatro Caminos evoca la nostalgia de una época pasada mientras se integra armoniosamente en el entorno urbano contemporáneo.
La historia del metro de Madrid se entrelaza con la evolución del paisaje urbano de la ciudad. En sus inicios, las bocas de metro se concebían como elementos publicitarios y de identidad corporativa, diseñados para destacar en el paisaje urbano y promover el nuevo sistema de transporte. Con el tiempo, estos elementos fueron evolucionando, adaptándose a las necesidades cambiantes de la ciudad y reflejando los avances en el diseño y la tecnología.
Las farolas anunciadoras, precursoras de los tótems, desempeñaron un papel destacado en la publicidad urbana de la época, convirtiéndose en elementos emblemáticos del paisaje madrileño. A través de estas estructuras, las marcas comerciales anunciaban sus productos y servicios, contribuyendo así a la creación de una identidad visual única para la ciudad.
El resurgimiento del tótem de Cuatro Caminos es más que una restauración arquitectónica; es un tributo a la historia y al legado del metro de Madrid. Este monumento, que une el pasado con el presente, es un recordatorio de la importancia de preservar y celebrar nuestra herencia cultural en todas sus formas

